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El Barcelona se reencuentra con el gol y abusa del colista
El Sporting sigue sin puntuar en su regreso a Primera y en la visita a El Molinón del Barcelona no le bastó la ilusión y el apoyo de la afición ante un rival que se regaló lo que más necesitaba, una goleada para seguir creciendo y superando las dudas del arranque de la temporada. Los de Guardiola sí supieron esta vez aprovechar sus ocasiones en la Primera parte y en la segunda, con un jugador más, los goles fueron llegando por inercia, con Iniesta y Messi crecidos.
Necesitaba el Barcelona goles y se ha encontrado con nueve en cinco días: tres al Sporting de Lisboa y seis a un Sporting de Gijón que sigue sin tomarle el aire a la máxima categoría y que afrontará la vistia al Bernabéu sin puntos y con una preocupante sensación de fragilidad. El Barça le zarandeó en cuanto tomó ventaja en el marcador y comenzó a jugar con aplomo, algo que le ha faltado desde el traspiés de Soria y que está recuperando gracias a un calendario que le está permitiendo arrancar, sabremos si volar cuando lleguen pruebas más duras.
Desde luego, no es El Molinón un lugar para evaluar los progresos del nuevo proyecto azulgrana, pero sí sirvió para ver por fin a un equipo capaz de dar un golpe de autoridad y ganar donde y cuando no puede fallar. Algo que estaba en duda tras lo sucedido ante Numancia y Racing. Esta vez el Barcelona hizo lo que se le supone: controlar de inicio el empuje del Sporting, poner tierra de por medio en el marcador cuando tuvo ocasión y terminar jugando a placer y cosiendo a base de goles los primeros trazos del traje que le debe llevar a volver a ser un equipo competitivo.
El Sporting entrega el centro del campo y lo paga caro
La propuesta de Preciado resultó animosa y generosa a los ojos de un estadio lleno que disfrutaba de la verdadera sensación del regreso de su equipo a la elite. Una afición hasta tal punto consciente de lo difícil que ha sido volver que regaló a su equipo los minutos de más apoyo en el tramo final del partido, cuando caían de forma irremediable los goles en la portería de Sergio Sánchez. Antes, mientras hubo partido, el Sporting sólo ofreció entrega, absolutamente insuficiente ante un rival tan superior, y más si se cuenta con una defensa débil y un centro del campo inexistente. Preciado, en su intento por hacer daño al Barcelona, situó a Maldonado y Diego Castro muy arriba, más cerca de Bilic que de un doble pivote, Matabuena y Gerard, que reculaba hasta situarse delante de los centrales. El Barcelona encontró así un espacio deshabitado en el que pudo construir su superioridad desde el primer minuto, circulando el balón rápido y presionando muy arriba a un Sporting que sólo apareció en todo el primer tiempo para soltar un par de contras en las que perfiló un camino que ya no pudo o no supo volver a buscar.
El Barcelona fue creciendo a partir de un inicio en el que amagó con volver a ofrecer un control tan absoluto como estéril del partido. Busquets, de nuevo titular, capitalizó el juego en la medular, oscureciendo a Keita, dejando detalles de muy buena visión, sobre todo, realizando una función que permitía a Xavi descolgarse hacia la media punta, donde cada vez se muestra más suelto y saca más rédito en forma de goles. Así abrió la lata rojiblanca el Barcelona. Mediado el primer tiempo y con el Sporting definitivamente replegado, Busquets habilitó a Iniesta que bailó sobre su par y colocó un centro templado que Xavi remató de cabeza a la red. Una combinación de dos bajitos geniales que sigue dando frutos tanto a su equipo como a la selección. El gol noqueó al Sporting, que se quedó sin plan y sin alternativas, y que vivió más minutos de agobio hasta que Eto'o, en el octavo córner azulgrana en media hora, remachó bajo palos un espectacular remate de Puyol y permitió a su equipo poner definitivamente tierra de por medio y, por fin, respirar tranquilo.
Lluvia de goles en la segunda parte
La segunda parte comenzó con Diego Castro, el más meritorio de los locales, buscando las cosquillas a un desdibujado Alves, poco presente tanto en ataque como en defensa. Fuegos de artificio a los que siguieron los minutos locos del partido. Primero avisó Messi. En el córner siguiente marcó Jorge en propia puerta. Sin tiempo para la celebración, el Barcelona encajó el gol de Maldonado, que generó un clima de excitación en El Molinón ante una posible remontada con la que se soñó unos pocos minutos, el tiempo que tardó Bilic en desaprovechar una propicia falta en el borde del área y Sergio Sánchez en entregar un despeje a Messi y obligar a Gerard a llevarse por delante al argentino y enfilar, expulsado, el camino de los vestuarios. Habían trascurrido once locos minutos de segunda parte: un gol en cada portería, una expulsión y la sensación de que el triunfo azulgrana estaba sentenciado.
Antes de la traca final azulgrana, el partido dormitó sin más interés que ver como Guardiola daba por fin minutos a Bojan, que entró por Eto'o, y como Valdés se libró de una grave lesión de rodilla tras una peligrosa entrada de Barral. Y, tras unos minutos en los que pareció parar para tomar aire, el Barcelona se lanzó sobre la portería de Sergio Sánchez para ofrecer un espectacular tramo final de partido. Iniesta, a gran nivel pegado a la banda izquierda ante la baja de Henry, marcó el cuarto con un toque sutil con el que agradeció un paso espectacular de Messi, hasta entonces apagado y confuso y a partir de ahí descomunal. El argentino marcó los dos últimos goles, el primero tras la devolución del favor anterior de Iniesta y el segundo de cabeza tras asistencia de Xavi. Busquets, elegido por el Sporting como el saco de casi todos los golpes, dejó el campo renqueante y permitió el debut en Liga de Cáceres con la camiseta del Barcelona. Para entonces, El Molinón ya se había olvidado del marcador y cantaba porque, tras una década de sufrir en Segunda, la exhibición de Messi, Iniesta y compañía no parecía un motivo para perder la sonrisa. Al menos, no en este momento todavía tan temprano de la temporada.
Porque, al nivel demostrado en este partido, el Sporting sufrirá lo indecible para seguir en Primera. Desde luego, no jugó esta noche un partido de su Liga particular, pero dejó síntomas preocupantes, por su poca presencia en ataque y sobre todo por su endeblez defensiva. Para el Barcelona, mientras, este partido supone una inyección de autoestima y confianza, ingredientes que, bien combinados, producen el carburante que puede poner definitivamente en marcha a un equipo que ha vuelto a disfrutar en el campo. Parece que es cuestión de tiempo. Pero de lo que no hay duda es de que es cuestión de goles.