Jacobo paró al Betis

El Getafe había perdido a sus dos porteros argentinos, buceó en el mercado de prisa y corriendo, encontró a Jacobo Sanz en Valladolid y se puso a rezar para que al chaval no le pudiera la presión de un debut precipitado. El Betis tenía claro que enfrente estaba el tercer portero, un apaño (buen apaño de Toni Muñoz por lo que se vio ayer) y Chaparro quiso ponerle de los nervios y apretarle las tuercas con toda su artillería, con Pavone, Mark González, Sergio García y ese Emaná que va a ser todo un hallazgo. Pero el chico respondió. No hubo goles pero fue porque Dios no quiso: Albín disparó al travesaño en el penalti que Melli le hizo al propio uruguayo y el Geta acabó encomendándose a San Jacobo, que estuvo sobrio por alto, ágil en los mano a mano, con reflejos en momentos puntuales y con esa pizca de fortuna que todo el mundo necesita en situaciones de máximo riesgo como las que él afrontó ayer.

Al ataque.

Sólo faltó el gol en lo que fue una buena tarde de fútbol. Un partido abierto, con mucha gente de ataque y con ocasiones para todos, más contundentes en número y en claridad las de un Betis que dejó buena imagen y que, este año sí, debe aspirar a algo más que a resistir. Chaparro manejó un 4-2-3-1, abiertos Sergio García y Mark González y con Emaná tras Pavone. Y así fue goteando oportunidades que se fueron al limbo como un mano a mano con Jacobo del ariete que echó fuera, un larguero de Arzu y un disparo al lateral de la red del camerunés.

El mérito del Getafe fue que no sólo no se descompuso nunca sino que también buscó el partido con sus propias armas, con Manu y Gavilán en los extremos, con Soldado en la punta, con Albín muy suelto en la media y con los inevitables 'casquerazos' del talaverano llegando desde atrás.

En la salida del segundo tiempo Jacobo hizo sus dos mejores paradas, por bajo a Pavone y a media altura a Mark, pero el Geta fue haciéndose con un mayor control del partido. Parecía que a eso iba a contribuir la aparición de Granero, al que Víctor colocó de falso exterior, banda ciega como hacía Laudrup, pero Granero se retiró pronto lesionado, un cortocircuito para Víctor, que ya había hecho dos cambios...

No se generó desconcierto porque el banquillo azulón es de notable alto y Guerrón y Uche mantuvieron el acelerador, sobre todo el ecuatoriano, que alborotó y fue protagonista con varias carreras y desbordes. Manu tuvo que ir escurriéndose desde el extremo derecho al ariete y de ahí a la izquierda, pero ya se sabe que este chico vale para todo, una joya de la polivalencia. Y Albín falló su penalti. Estaba escrito que San Jacobo bendecía ayer un partido inmaculado para los dos guardametas.