fútbol | españa 4 - armenia 0
Villa e Iniesta ponen el brillo en el debut de Bojan
Se daba por segura la victoria y Capdevila despejó las mínimas dudas que pudiera haber en el minuto siete. El partido, de una comodida absoluta para España, dejó el debut de Bojan y dos goles de Villa, que supera con 21 tantos a Telmo Zarra en la clasificación histórica de goleadores de la selección.
No hubo historia y eso es lo mejor que se puede decir de este tipo de partidos. Todo lo que no sea eso pasa por los problemas que pueden surgir en un partido ya ganado de antemano. Por ejemplo, las lesiones, y por ahí llegó el gran susto del partido tras una entrada brutal a Iniesta (que recibió mucho, como Cazorla). Por lo demás, calma y aire de trámite desde el inicio, desde luego cuando en el minuto 7 Capdevila abrió la lata y despejó unas dudas que no existían. Hay equipos menores como Bosnia a los que ganas casi siempre pero contra los que se te puede enredar el partido. No es el caso de Armenia, en los últimos asientos del último vagón del fútbol europeo. Y menos en casa, en este caso un Carlos Belmonte lleno. Y menos para esta selección exhultante, llena de confianza y con su rol de campeona perfectamente digerido.
Así que, en este plácido inicio de la fase de clasificación (partidos en casa y rivales de nulo peso específico), España ha cumplido el expediente y ha lucido con suficiencia su palmito de mejor equipo del continente. Y todos asistimos complacidos a partidos de poca trama y resolución previsible, sin las exigencias obsesivas de antaño, porque todavía nos llegan aromas de éxito total, porque todavía nos tenemos que recordar cada vez que juega la selección que somos los campeones. Y porque nos tenemos que pellizcar para no olvidar que en el campo tenemos al máximo goleador y al mejor jugador de la última Eurocopa.
Dos delanteros y dos goles rápidos
A la espera de lo que se presumía, como luego fue, una faena de aliño, el debate estaba más alrededor del partido. Debates para pasar estas jornadas de vino, rosas y triunfos fáciles (las críticas de Clemente, el debut de Bojan...), y debates sobre la adaptación del equipo a Del Bosque (y viceversa). En ese sentido, llegó la primera noticia en la antesala del choque. Al final, el seleccionador optó por cambiar las cartas que parecían ya sobre la mesa y no jugó con dos extremos puros y un delantero -Cazorla, Capel, Villa- sino que prescindió del jugador del Sevilla, que también ha dado materia de tertulia por sus virtudes y defectos (ambos se tocan, en realidad), y optó por jugar con dos puntas, Güiza junto a Villa, y por colocar a Iniesta por la izquierda, Cazorla por la derecha y Xavi como eje, con Senna por detrás como contrafuerte.
Ante la selección número 98 del mundo, de la que se esperaba defensa a ultranza y ritmo lento, casi depresivo, España lució eficiencia para resolver el papeleo y pocos rastros de pereza ante una jornada gris de oficina, al menos hasta que el partido quedó cerrado en el minuto 15. Mientras, Bélgica y Turquía empataban. Miel sobre hojuelas. Para sellar otra tarde feliz de la selección (y ahora hay que rebuscar en la memoria hasta encontrar las que no lo eran), España generó dos goles en ese primer cuarto de hora, ambos por la zona izquierda, ambos en el área. Primero Capdevila, ese lateral que no se complica en defensa y que remata todo lo que encuentra en cuanto pasa de la zona de tres cuartos, y luego Villa, que estrenaba botas doradas para conmemorar su lucidez goleadora en Austria y Suiza, y que es sencillamente un delantero demasiado bueno para la arcaica y poco contundente (con el balón, no con las piernas rivales) defensa rival. Le cayó el balón en el área y antes de que los centrales armenios le pidieran un autógrafo controló, acomodó el cuerpo y remató a gol.
Hecho el trabajo, el resto de la primera parte, y del partido, tomó un aire casi de amistoso. Noche plácida, buen tiempo, público animoso y el Mundial un pasito más cerca. España prescindió de su control absoluto del balón, se permitió jugar con el nivel justo (o menos) de concentración y permitió que Armenia, ya batida, se permitiera unas cuantas alegrías ofensivas. En la primera, minuto 20, temimos por el físico de un Casillas sorprendido en frío. Después, los armenios volvieron a probar fortuna en un par de acciones que despertaron a una España que aceleró otra vez en torno a la media hora y rozó de nuevo el gol. De hecho, Villa pudo hacer al menos dos goles más, pero se fue al descanso con los 20 con los que igualaba la marca con la selección del mítico Telmo Zarra. Güiza, muy bullicioso retrasándose para entrar en juego pero poco feliz en el área, también lo intentó, temeroso como parece que está de perder su lugar en esta selección. Así lo demostró con sus ganas en el campo y con su amago de enfado tras su cambio, al comienzo de la segunda parte para dejar sitio a Xabi Alonso. Hasta el descanso se pudo comprobar que Iniesta tenía ganas de sobresalir en su casa. Y sobresalió, siendo el más activo en el centro del campo entre la corrección de Xavi, el trabajo de Senna y los escasos destellos de un Cazorla cazado por sus rivales cada vez que entró en juego en una banda derecha en la que compartió suerte con Sergio Ramos: más ganas que acierto.
Debuta Bojan y Villa mantiene su romance con la selección
España afrontó la segunda parte con absoluta calma, dispuesta a minimizar riesgos (lesiones) y a aprovechar, sin abusar y sin forzar la máquina, las ocasiones que fueran llegando por pura inercia y porque en el campo seguía commo jugador más enchufado un Iniesta arropado siempre desde la grada. Los cambios amenazaban con aumentar una sensación generalizada de partido casi amistoso pero guardaban el debut, por fin, de Bojan con la selección absoluta. Para cerrar definitivamente otro debate, el delantero del Barcelona enterró el sueño de Antic y de toda Serbia en el minuto 62, cuando sustituyó a Cazorla. Antes se había producido el citado cambio de Xabi Alonso por Güiza, poco después entró Cesc, otro cuyo ánimo exige y requiere minutos, por Cazorla.
En el último cuarto de hora, España decidió dar la capa definitiva de maquillaje al partido; o lo que es lo mismo, al marcador. Villa avisó con un tiro al palo en el minuto 73 y cinco después volvió a marcar, con otro movimiento marca de la casa (y ya son 21 goles en 38 partidos con la selección). Y Senna se permitió su momento de acaparar flashes y segundos televisivos con un disparo lejano que cerró el resultado final: 4-0 a pesar de que Bojan buscó su gol y lo tuvo cerca con un disparo raso que despejó a corner Berezovsky. Los armenios, con ganas de acabar, dejaron un par de entradas más excesivamente duras en una segunda parte en la que no sólo no se volvieron a acercar a Casillas sino que ni siquiera tuvieron el balón. Y así cerró España un nuevo triunfo. Sin ningún sobresalto, viendo a sus rivales directos del grupo empatar y perder cada uno dos puntos por los seis que ya ha sumado Del Bosque en dos partidos. Era el objetivo y se ha cumplido. Sigue el estado de felicidad de la selección.