Supercopa de España | Real Madrid - Valencia
El Madrid teme que Robinho no se presente
Schuster convocó al brasileño. Si no acude será expedientado. Pepe vuelve tras su sanción y el Valencia repite el once de la ida
Aunque no perderemos detalle, solemos restar importancia a este torneo, como si fuera uno más de los que se disputan en verano. Destacamos su intrascendencia y decimos que sólo el ganador eventual defiende la calidad de esa plata. Recordamos, últimamente, que hace un año y en circunstancias parecidas el Madrid perdió 3-5 con el Sevilla, sin que eso impidiera que una semana después los de Schuster iniciaran la conquista del campeonato con una victoria ante el Atlético. La Supercopa no influye, pensamos. Sin embargo, tal vez la reacción ante esa derrota humillante fue la que marcó el destino de una temporada entera. Quizá ese partido permitió al Madrid comprender la debilidad propia y la necesidad del esfuerzo agónico y total. Es muy posible.
De modo que la Supercopa, a pesar de su nombre pretencioso, sirve para algo. Es el primer ensayo sin red, un contraste, la zancada inicial. Si en Mestalla intuimos algo, hoy adivinaremos gran parte. Hace una semana comprobamos que el Valencia está en plena recuperación mental. Sobreponerse por dos veces a los goles de Van Nistelrooy es un buen síntoma. El equipo no ofrece dudas, es el entorno.
Recuperado. Y calmado el mar que rodea a la plantilla, sólo cabe esperar que el trabajo de Emery, su ilusión de joven científico, devuelva al Valencia a su posición natural, la lucha por los títulos. Del once no se esperan cambios. Con Marchena de baja, Albiol y Alexis serán los centrales. Hildebrand no se entrenó el viernes por una lumbalgia, pero parece recuperado. No faltarán Silva, recién confirmado, ni Villa, por el que todavía suspira Calderón con la melancolía que se dedica a los amores imposibles. Si sumamos a Joaquín, Mata o Morientes, comprendemos que el Valencia es para el Madrid como un club de ex novias, una peligrosa concentración de afectos y desafectos.
Si hablamos del Madrid hay que admitir que su presentación oficial en Mestalla dejó un sentimiento contradictorio. El equipo recuerda mucho al del pasado año y en un primer juicio (precipitado, por tanto) no parece que las incorporaciones de Van der Vaart, De la Red y Javi García hayan servido para elevar demasiado el juego. El Madrid sigue dependiendo dramáticamente de Van Nistelrooy y Guti para el gol y la creación.
La continuidad en el estilo y en los jugadores debería ser una buena noticia si pensamos que con esta plantilla el Madrid ganó la Liga con comodidad. Sin embargo, hay dudas sobre el 'nivel Champions' del equipo, su capacidad para cubrir las bajas y mantener el tono ante los grandes de Europa, entre los que este año habrá que incluir, intuyo, al Barcelona. En este sentido, la actitud de Robinho, decidido a marcharse, ha generado un estado de pánico. No es que sea irremplazable; ha significado, más bien, una decepción deportiva. El problema no es encontrarle un sustituto, es la rabia: Robinho ha tenido el valor que le faltó a Cristiano Ronaldo. Y eso duele. Mucho.
Insurrecto. Bernd Schuster ha convocado al brasileño aunque en el Madrid temen que no se presente. Mijatovic se vio ayer con él para decirle que seguirá, pero si decide ausentarse el club le abrirá a partir del lunes un expediente disciplinario. Ahora se espera el siguiente paso de Robinho, aunque su agente, Wagner Ribeiro, aseguró ayer a AS que su representado se ha comprometido a acudir al partido. Mientras la presencia del insurrecto es aún así una incógnita, es seguro que volverán al once Ramos (suplente en Mestalla) y Pepe. El centro del campo sigue siendo la habitación por pintar. Diarra ha mejorado y De la Red está por ver, pero ni ellos ni Van der Vaart tienen capacidad para dirigir el juego. Ausente Gago, sólo queda Guti, como casi siempre, camino de los 32 años.
Esta semana el Madrid cedió once internacionales y el Valencia seis, lo que también podría condicionar un choque intenso. Y lo será. Supercopa, dicen. Pero es superpartido.