Champions League | Schalke 04 1 - Atlético de Madrid 0
Vivos, pero... ¡Kun, vuelve ya!
Un error de A. López originó el golazo de Pander. El lateral acabó expulsado. Farfán, el mejor. El Atleti fue un cero en ataque. El Schalke tampoco asusta
Herido, pero vivo y con perspectivas de salir adelante. Así abandonó el Atlético el infierno de Gelsenkirchen (que no lo fue tanto) después de una de esas noches en las que es inevitable pensar que los proyectos pasan y nada cambia: vodevil en los despachos (el tránsfer fantasma de Assunçao), falta de creatividad y errores defensivos. El más ridículo de todos, un esperpento de Antonio López, le dio el partido a un Schalke romo y plano. Por suerte para los de Aguirre, porque si los alemanes llegan a tener algo más de filo, ahora sólo nos quedaría hablar de épica y milagros. Así las cosas, podría bastar con encomendarse a Agüero. Kun, vuelve pronto.
Que el Atleti estaba otra vez por entregarse a la comedia bufa se vio venir durante todo el día, porque el tránsfer del mediocentro titular no llegó hasta una hora antes del inicio. El partido más importante del año y Aguirre no sabía quién podía jugar cuando se montó en el autobús. De risa. Menos mal que Assunçao fue de lo poco que se salvó después y justificó la espera, pero el papelón administrativo ya estaba hecho. Y en lo deportivo, tardó muy poco en hacer la primera.
A los 50 segundos, Ujfalusi erró su primer despeje de la noche y el balón se le quedó botando en el área a Rakitic. Un regalo para cualquier futbolista de liga de barrio, mucho más para uno de su calidad. Pero salió el lado oscuro de su talento irregular y fusiló centrado, permitiendo a Leo hacer la parada del día y justificar su titularidad. Al Atleti se le metió el susto en el cuerpo y allí se instaló 45 minutos.
Farfán fue el encargado de perpetuar el miedo. Rutten sorprendió situándole de extremo derecho y el peruano le dio la razón jugueteando con Antonio López como si fuera un alevín. Cada centro fue un desastre esperando a suceder, ya que Ujfalusi no ofreció lo que se esperaba y trajo algunos inquietantes recuerdos en varios imprecisiones. Por suerte para él, Rakitic le cubría las espaldas y repitió error increíble con un cabezazo lamentable a centro de Farfán cuando bastaba con quedarse quieto y esperar a que la pelota le golpeara a él. Gracias, socio.
Pero la ruleta rusa nunca acaba bien. Antonio López controló en la frontal y, sin presión alguna, tomó una decisión tan brillante como invadir Rusia en invierno. Despejó raso y al centro, a los pies de Ernst, En plena vorágine de autodestrucción, se fue a por el alemán como un tren desbocado. Falta y amarilla. La falta acabó en la escuadra merced al golpeo de Pander. La tarjeta acabó costándole la expulsión en el 74, cuando el Atleti mejor estaba. Una acción redonda, podríamos decir.
Con el gol a favor, el Schalke se echó atrás y, entonces, al Atleti se le vieron sus vergüenzas creativas. Sólo un disparo lejano de Maxi y una buena internada mal culminada por Sinama antes del descanso. Y después, más de lo mismo. El Schalke reculó, pero sólo Simao era capaz de no estrellarse como un topo contra la muralla alemana. Especialmente preocupante resultó el estado de forma de Forlán, al que por primera vez en la vida se vio casi apático. Esperemos que sea pasajero, porque no es importante, es indispensable.
Mejoría. Por fortuna para los rojiblancos, la defensa resucitó en la segunda parte. Ujfalusi se serenó e impuso su envergadura, Heitinga demostró que la saca bien jugada en largo y en corto y Perea estuvo enorme. En defensa, claro. En ataque sus limitaciones no son ningún secreto, como se vio en una acción para la historia cuando fue a golpear una pelota y acabó dando a dos. Las de Pander, en concreto. Pero su velocidad evitó varios asuntos desagradables.
Y durante un rato el Atleti soñó con el empate. Un disparo de Sinama que detuvo Schober, otro fuera por poco de Luis García... Pero llegaron el suicidio de Antonio López y la enésima demostración de Aguirre de que respeta más los galones que la lógica al hacer los cambios (fuera Sinama y Simao cuando Forlán y Maxi eran sombras). El 1-0 era ya el mal menor y el Schalke, con Farfán lesionado y Kuranyi enajenado, también firmaba. Ahora esperan el Calderón y Agüero. La Champions depende de ellos. Y rara vez fallan.