PREVIA LIGA DE CAMPEONES | SCHALKE 04 1 - ATLÉTICO DE MADRID 0
El Atlético se encomienda al Calderón
El equipo de Javier Aguirre cae por la mínima en Alemania en un partido en el que ofreció demasiadas dudas en su juego
Cayó el Atlético en Alemania en su intento de regreso a la Liga de Campeones. Lo peor no fue la derrota, por la mínima y casi dando las gracias, sino el aroma de equipo vulnerable que sigue ofreciendo el cuadro de Aguirre a sus rivales. Mucho tendrá que mejorar el equipo para remontar el gol del Schalke dentro de 15 días. Y muchísimo tendrá que hacerlo si no quiere que su regreso a la Champions sea una corta aventura de otoño.
En el minuto 40, el Atlético realizó su primer tiro a puerta. No fue ni siquiera una ocasión. Más bien un intento. Una falta desde 30 metros que ejecutó Maxi sin que Schober apenas tuviera que poner las manos para embolsarse la bola. Dos minutos después, el propio argentino habilitó a Sinama Pongolle para que éste engatillara con la zurda. Le salió picuda.
Más o menos así fue la primera parte rojiblanca en su intento de regreso a la élite europea. Picuda, extraña, rara, fea... Pongan el adjetivo desasosegante que prefieran. Llegaba el equipo de Aguirre a Gelsenkirchen con ánimos e ilusión, pero sin Agüero y con muchas dudas después de una pretemporada que tuvo en Vallecas su expresión más absoluta de efectividad arriba y desaliento atrás.
Los miedos de la defensa no sólo no se disiparon sino que dibujaron una interrogante en el cielo como la torre de comunicaciones de Berlín. En cinco minutos, el dúo Ujfalusi-Heitinga dejó tanto en cueros a Leo Franco -Rakitic y Farfán estuvieron a punto de finiquitar en cinco minutos la Champions rojiblanca- que al argentino no le volvió el color a la cara hasta el final del partido.
Así, bastante tenía el Atlético con ese lastre como para ponerse a crear fútbol. Y el caso es que por ahí es por donde sigue ilusionando este equipo. Aunque lejos de lo que puede dar, la presencia de Assunçao junto a Raúl García debe dar mucho vuelo a este Atlético. No sucedió frente al Schalke, pero la medular completada por Maxi y Simao promete alegría y diversión. Mucho más si la juntamos con Forlán, aún lejos de sus mejores abdominales, y con Sinama, delantero muy interesante y que puede dar mucho juego a Aguirre hasta que llegue Agüero... Y también después.
El problema sigue siendo el del año pasado. El Atlético guarda dinamita de centro del campo hacia delante, pero regala invitaciones de todo incluido de la medular hacia atrás. El Schalke aprovechó la coyuntura y, sin ofrecer mucho, causó verdaderas pesadillas en el área de Leo. Kuranyi, Farfán y Rakitic hicieron saltar las alarmas antes de que Pander adelantara al Schalke de falta directa. Leo Franco miró el balón y parece que le gustó mucho el gol.
Aliento
Otro susto de Kuranyi en forma de ocasión y el descanso parecieron despertar definitivamente a los de Aguirre. Tras el receso, el Atlético se vio definitivamente en Champions y se dio cuenta, al fin, de que el partido no era una tontería de verano. Adelantó líneas el equipo rojiblanco, dio un paso adelante y le hizo saber a su rival que la cosa no iba a ser tan sencilla como se creía. Con Paulo como boya, se juntaron Raúl García, Simao y Sinama y le dieron otro aire al equipo. No lo debio entender así Aguirre, quien decidió prescindir del francés para dar entrada a Luis García en vez de sacrificar a un Maxi demasiado alejado de sus buenos días como futbolistas.
La salida de Sinama dejó cojo al equipo, que no volvió en el último tramo del partido a albergar el aliento que había llegado al comienzo del segundo tiempo. Un bajón que terminó de rematar la expulsión de Antonio López por doble amarilla. Encomendándose al Vicente Calderón, Aguirre quitó a Simao para dar entrada a Pernía y dejar al Atlético con Forlán como único adelantado. Demasiado miedo como para pensar en un gol que diera la vida. Demasiadas esperanzas en un partido de vuelta con el Manzanares desbordado. Demasiada confianza en la afición, ese plus que da al Atlético el punto al que no llega su juego.