Fiesta aguada por la crisis con Robinho

Para los nostálgicos, hoy se les encogerá un poco el corazón y rememorarán viejos tiempos. Para otros, por ejemplo Robinho, se trata de un amistoso más, presente en cuerpo, pero con la mente en Londres y el Chelsea. El 'caso Robinho' empaña un merecido homenaje a los héroes de aquella final del 18 de mayo de 1960, el 7-3 del Madrid al Eintracht de Frankfurt.

Los flashes de las cámaras debían ser hoy para Pachín, Santamaría, Gento, Loy, Lindner y Stein, pero el caso Robinho enturbia las connotaciones históricas del partido. Desde primera hora de la tarde, cuando la expedición del Real Madrid embarcaba en la Terminal 2 del aeropuerto de Barajas, se veía a un Robinho diferente. El brasileño, que cada vez que viaja con el equipo se muestra afable, sonriente y bromista con sus compañeros, mostraba una cara seria, fría y distante. Si el fútbol es un estado de ánimo, Robinho dio ayer muy malas sensaciones. El diez del Madrid llegó serio a Barajas, escondido en sus enormes gafas de sol y sin ganas de hablar. Mirada fría, boca cerrada. Schuster se encontró en el avión con un 'pastel' difícil de digerir. Y como el alemán no es el colmo de la simpatía, el cuadro mostraba a un crack con la mente puesta en otro equipo y a un entrenador molesto con la situación, porque Schuster cuenta con Robinho para su segundo proyecto. El brasileño apenas cruzó palabra con nadie. No parecía Robinho...

Todos. Schuster prepara hoy su último amistoso antes de la Supercopa ante el Valencia. El alemán se llevó a los 21 jugadores disponibles de la plantilla (a excepción de Gago, Drenthe y Marcelo, en Pekín, y los lesionados Sneijder y Cannavaro) y por fin empezaba a vislumbrar el once tipo de la campaña 2008-09. El alemán recuperaba, además, a Pepe, que ya jugó unos minutos en Colombia, y Van der Vaart está dispuesto a confirmar su extraordinario debut. Todo resultaba magnífico hasta el enfado de Robinho

Un Eintracht reconstruido sobre pilares griegos

El Eintracht recibe al Madrid en plena reconstrucción bajo el mando de su técnico, Friedhelm Funkel, que llevó al equipo hace dos años a la final de Copa (cayó 1-0 ante el Bayern) y la temporada pasada le dejó noveno en la Bundesliga, su mejor puesto desde 1995. El club alemán llega afinado tras haber jugado diez amistosos de pretemporada y con la mente puesta en su debut en la Bundesliga, el domingo ante el Hertha. El pasado sábado empezó en Copa ganando 0-3 al Pfullendorf de Regional con dos goles de Chris y uno de Liberopoulos. El griego forma el ataque estrella junto a su compatriota y capitán Amanatidis de un Eintracht que este verano se ha reforzado con Bellaïd (Estrasburgo), Korkmaz (Rapid) Steinhöfner (Salzburgo) y Bajramovic (Schalke).