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Amistoso | Newcastle 2 - Valencia 1

Injusto pinchazo final

Joaquín marcó y Silva mejoró a los chés pero erraron en defensa

Miguel Ángel Vara
Actualizado a
<b>SE REIVINDICÓ. </b>Joaquín dispara a puerta para batir a Given y culminar una semana en que ha sido el centro de la diana de las críticas.
SE REIVINDICÓ. Joaquín dispara a puerta para batir a Given y culminar una semana en que ha sido el centro de la diana de las críticas.marcelo ullúa / vcf

Si extirpamos el último cuarto de hora, en el que el resultado deslució el buen trabajo anterior realizado por los de Emery, el amistoso en Newcastle llenó el zurrón valencianista de buenas noticias, aunque los dos goles encajados en esa recta final fueron la culminación de una mala labor defensiva, que se tradujo en más ocasiones inglesas en el cómputo global. Fue lo único negativo durante más de una hora, en la que los chés demostraron que con Silva y Raúl Albiol sus prestaciones mejoran, normal, lo mismo que ocurrió cuando entró David Villa en la segunda mitad.

Después de un verano movido, las dos joyas del plantel blanquinegro volvieron a jugar con el murciélago en el pecho, tanto a favor de Vicente Soriano, que ha conseguido retenerlos, al menos hasta la fecha. Las aguas bajan más calmadas por el cauce del Guaje, pero con el futbolista canario aún habrá que pelear para que se quede. Eso sí, mientras sus agentes marean con su futuro, Silva va a lo suyo y fue de lo mejor del encuentro.

Pero los campeones de Europa no fueron lo único positivo de este accidentado viaje a Inglaterra. El regreso del doble pivote que más gloria le ha dado al club, el formado por David Albelda y Rubén Baraja, fue otra gran noticia pues juntos volvieron a dotar al Valencia de alma, de liderazgo, intimidando adversarios y árbitro, impartiendo su propia justicia y sujetando al grupo. Ellos son el elemento de cohesión para que todo empiece a funcionar, lleve quien lleve el brazalete que, ayer, por cierto, pasó por el Pipo, Vicente y Angulo. Con mucho tacto, Emery ha conseguido pegar esas dos piezas de un jarrón roto, pero su faena también se va apreciando en el juego colectivo, pues va metiéndole al disco duro del grupo acciones elaboradas, gestos interiorizados que se machacan en las sesiones y fluyen en el campo. Cada uno va sabiendo qué hacer, tanto cuando se roba y toca correr a la contra, como cuando es hora de elaborar y crear desde atrás. Así llegó el 0-1, tras una serie de desmarques, diagonales, futbolistas que aparecen y desaparecen para crear huecos por los que entran otros, en este caso Joaquín, para culminar en gol este fútbol de laboratorio. Silva se apuntó la asistencia y, en el banquillo, Unai y Carcedo celebraron la acción, como orgullosos padres de la criatura. Suya fue la autoría intelectual del tanto y de la calidad de los suyos corrió el resto.

Despistes.

A partir de ahí, los chés fueron superiores, aunque no hay que olvidar que por ambos laterales entraba agua en la zaga y que Helguera sufrió con Martins lo que no está escrito. Pero aparecieron Albiol y Hildebrand para solucionar la papeleta. El Newcastle fue bajando de intensidad y la pelota ya era totalmente ché y ahí faltó rematar a un rival al que dio vida el ex mallorquinista Jonás, que sigue cabalgando infatigable. El físico y los cambios le pasaron factura al Valencia, que se despistó en un córner y encajó el empate. Más metidas en el choque hasta el final, las urracas se llevaron el duelo tras la enésima llegada por banda del galgo. Los locales certificaron así su superioridad en el marcador, el único sitio en el que fueron más que los de Emery, a los que aún resta pulir defectos antes de la Supercopa del próximo domingo.