El fichaje de Duscher se ha convertido en una guerra de egos entre Pernía y Del Nido. El presidente del Racing de Santander sabe que el argentino jugará la temporada que viene en Nervión, consciente de la necesidad que tiene de venderlo. Del Nido lo sabe y le ha apretado hasta el punto de reducir el precio de la operación hasta los dos millones de euros más una serie de pluses extraordinarios. Lejos de los cuatro millones que Pernía exigió al principio.
Ayer se vivió otra jornada que se acerca más a actitudes infantiles que a otra cosa. Alrededor de las siete de la tarde, las dos partes cerraron el acuerdo. A expensas de la firma de los presidentes. Pero ni Del Nido quería firmar el contrato antes que Pernía, ni el presidente del Racing aceptaba plasmar su firma en Atenas. "El jugador deberá esperar a que regrese de Grecia. Yo no he visto aún ningún papel", señalaba el presidente a todos los medios de comunicación sevillanos que le fueron llamando en cascada. Incomprensible. Mientras tanto, el jugador se tiró todo el día esperando, con impaciencia, que el fax escupiera el contrato de las partes rubricado por Pernía. Absurdo.
"Está todo arreglado. Todo acordado. Sólo falta la firma definitiva", se limitaba a decir el argentino. Pese a que su fichaje ha pasado a convertirse en uno de los culebrones más inexplicables y pese a que Pernía aún ponía anoche la operación en cuarentena (al cierre de esta edición), Duscher no dudaba su contratación por el Sevilla. Incluso, sonrió cuando AS le propuso que estrenara su futura camiseta. Aceptó de buen agrado, a la espera del final de esta película.
En teoría, Pernía deberá dar vía libre a la operación hoy, tras su vuelta de Grecia. Si no aparece el enésimo problema debajo del felpudo. A estas alturas, no se puede descartar que ponga otra piedra más en el camino. El hecho de verse obligado a vender al jugador por dos millones de euros no le ha hecho ninguna gracia y, posiblemente, de ahí su actitud en los últimos días. ¿Será hoy el día definitivo?
Con la mudanza hecha...
Duscher se encuentra en Santander con su mujer y su hijo. El argentino, ni siquiera ha viajado a Grecia con el Racing, pensando que su traspaso iba a quedar resuelto al inicio de la semana. "Tengo las maletas hechas desde hace tres días. Pero hasta que no me lo autoricen no me puedo mover de aquí", decía. La intención del Sevilla es que hubiera viajado ayer para que hoy viajase con Monchi a Amsterdam. Su llegada es un misterio.
