Dos millones separan a Luis García del Benfica

En una tertulia futbolera de bar, dos millones de euros son valorados como una miseria. Se habla del dinero como las margaritas que florecen en primavera, pero en el mundo real, con la crisis existente y con el Espanyol por medio, un par de kilos es una cantidad más bien importante. Esa es la cifra que separa a Luis García de enfundarse una nueva camiseta, aunque en un equipo de la penísula ibérica (Benfica). No se han roto las negociaciones, por mucho que se diga, y durante el día de hoy seguirán los contactos para tratar de cerrar una de las operaciones más importantes para el club barcelonés en los últimos años (las ingresos más lucrativos fueron el de Sergio González, al Deportivo, y el de Maxi Rodríguez, al Atlético).

Hubiera sido mucho más agradable retrasar la reunión cuatro meses, por eso del calor. Sofocante y agobiante, la canícula se hizo fuerte y quiso su cuota de protagonismo en una jornada que parecía no tener fin. Rui Costa apareció en Barcelona acompañado por el presidente Luis Filipe Vieira y por el prestigioso abogado lisboeta Paulo Gonçalves, persona encargada de supervisar los contratos que suscribe el Benfica. Dani Sánchez Llibre estuvo siempre en su salsa y se sintió como un anfitrión de lujo. Escoltado por Pedro Tomás y Paco Herrera, el presidente blanquiazul sabía lo que quería y nunca entró al trapo de las pretensiones portuguesas. Según se fue conociendo, Rui Costa y Vieira llegaron con una propuesta de 10 millones y la posibilidad de ofrecer dos más como variables, mientras que los blanquiazules no bajaron del burro y pretenden hacerse con una docena.

Mientras, en Portugal, la emisora oficial del día fue radio-macuto (entiendan la ironía). Según esta fuente, Luis García habría viajado con el presidente y el director deportivo en el jet privado que el primero tiene para moverse por Europa, algo que el propio futbolista se encargó de desmentir a este periódico. Luego especularon con la posibilidad de que Ariza Makukula relevaría al asturiano en la nómina de delanteros blanquiazules. Cuando a los barceloneses les hicieron esta propuesta, miraron a otro lado y rememoraron la conocida película Jerry Maguire, dirigida por Cameron Crowe e interpretada por Tom Cruise y Cuba Gooding Jr, en la que este último hizo famosa una frase: Show me the money! (¡enséñame la pasta!), dejando claras sus intenciones en la operación.

Dani se crecía por momentos. Conocía el presidente blanquiazul la ansiedad portuguesa por comprar al futbolista español y las ganas del preparador madrileño, Quique Sánchez Flores, por contar con sus servicios (ya lo pretendió en su etapa en el Valencia). Por primera vez en mucho tiempo, los dirigentes blanquiazules sentían que controlaban el partido, que tenían la posesión, que cualquier comentario fuera de tono jugaría a su favor y que podrían exigir lo que realmente quisieran.

Hoy, más. Con todo esto, el que fuera excelente centrocampista y el excéntrico presidente del club lisboeta aterrizaron en el aeródromo de la capital. Quisieron llegar de manera discreta, pero una nube de periodistas aguardaba que pisaran terreno nacional. Salieron sin decir ni mú, cansados y dándole vueltas a todo lo negociado por la mañana cerca de Vilassar de Mar, pero con la esperanza de que hoy pueda desbloquearse el asunto y puedan enfundarle la camiseta del Benfica. Por cierto, radio-macuto seguía funcionando y si a media tarde hablaba de que Gonçalves había regresado a Portugual, por la noche aseguraban que se había quedado en Barcelona, esperando a que Rui Costa vuelva mañana para ponerle un final feliz a sus intenciones.

Hoy será un día interesante. Aseguran los meteorólogos que las temperaturas subirán sus registros, como la intensidad de la negociación. Puede ser que Bartolomé Márquez reciba órdenes de no convocar a Luis García para el histórico partido del sábado en Old Trafford. Si eso sucede, la situación se aclarará del todo; si no es así, vuelta a comenzar. Las especulaciones portuguesas volverán a aparecer, aunque la realidad sólo tendrá una verdad: dos millones seguirán distanciando a Luis de Lisboa.