A Luis García se le agota la paciencia. Si no fuera lo suficientemente complicado mantener la categoría con un equipo que estará compuesto por cerca de 15 nuevos futbolistas y otros pocos a los que no les pagan hace dos años, la gota que rebosa el vaso es no poder entrenar con normalidad. Los jugadores le han pedido realizar sólo la parte física (no quieren lesionarse por si hay ofertas) y lo respeta, pero no quiere que esta situación se alargue más: quiere que mañana, cuando el Consejo se reúna con los administradores, le diga con quién va a poder contar y quién se marcha. De momento, sólo cuenta seguro con Cerra, el primer y único fichaje.

Y es que el órgano rector, a su entender y al de la plantilla, no hace cosas coherentes. Además de gastarse varios miles de euros en una concentración cuando no hay dinero ni para agua caliente, no ven de recibo que Rubiales o Manu, sometidos al ERE, estén en la estadía y otros a los que no se les pasa por este filtro se les deje en Valencia.

Si el entrenador se muestra enfadado, no menos lo están los jugadores con más cartel a los que el club ha retenido. Son los casos de Juanma, Pedro León, Carmelo, Geijo, Javi Fuego... Todos le van a exigir a la directiva granota que les ponga un precio y que no jueguen más con ellos. De lo contrario, tomarán medidas.

La plantilla necesita un psicólogo

El psicólogo que trabaja con el Levante, José Carrascosa, ha tenido que acudir a la estadía para ayudar a los futbolistas, muchos de los cuales ya no pueden ni dormir y están teniendo problemas familiares porque llevan casi dos años sin cobrar. Además, el club les ha bloqueado los 1'8 millones que les quedan del acuerdo con la LFP y la AFE al entender que, en concurso, y si muchos jugadores se van a ir, no lo pueden tocar.