En 1958 Brasil aún lloraba la derrota más cruel de su historia, la de Maracaná el 16 de julio de 1950, mientras el baiano Carlos Jobim descifraba con su guitarra la bossa nova al tiempo que comenzaba a producir a Joao Gilberto el disco Chega do Saudade, obra iniciática del género.

El Mundial de Suecia arrancó marcado por una Hungría desecha tras la Revolución del Otoño del 56 y una Inglaterra consternada por la tragedia aérea del Manchester United en Múnich en febrero de aquel año. Brasil llegó envuelta por la polémica designación como seleccionador de Vicente Feola, El Gordo, en lugar de Solich o Costa. El Gordo además desoyó al psicólogo de la CFB Joao de Carvalhaes, quien le aconsejó dejar en Brasil a Garrincha ("un disminuido no apto para desenvolverse en un juego colectivo") y a Pelé ("por su pie plano"). El primero llamado la alegría del pueblo o el Chaplin del fútbol era analfabeto, alcohólico y reconoció a nueve de los 36 hijos que tuvo. Al segundo le conocían como Pelé ya que su madre cuando lo veía jugar al fútbol le decía: "O estudias o serás un pelé" ("don nadie" en portugués).

La primera sorpresa se produjo al conocer los números asignados a los brasileños. Un dirigente uruguayo los designó al azar. Así, el portero Gilmar lucía el 3, Didí el 6 y Garrincha, extremo derecho, el 11. A Pelé, sin conocerlo, le regaló el 10.

Después de un triunfo gris ante Austria y un empate sin goles con Inglaterra, los veteranos (Didí, Gilmar y Djalma La Enciclopedia Santos) sugirieron a Feola que alineará a Pelé, Garrincha, Vavá y Zito. El Gordo además cambió el esquema utilizando un revolucionario 4-2-4 en el que el central Orlando subía al centro empujando a Didí al ataque.

Jogo bonito.

Brasil se exhibió ante la URSS (2-0) arrancando los elogios del seleccionador rival Gavriel Katchalin: "No puedo creer que lo que he visto sea fútbol. Jamás vi algo tan hermoso". En cuartos, Pelé, de 17 años, agradeció su titularidad anotando el gol del triunfo ante Gales. Les esperaba la Francia de Just Fontaine (13 goles ese Mundial) en semifinales. Pero aquel 24 de junio arrancó la leyenda de O Rei Pelé: marcó tres goles en 25 minutos llevando a Brasil a la final. Un joven directivo llamado Joao Havelange huyó a Brasil temiendo otro Maracanazo. Y Suecia incluso se adelantó con un gol del milanista Liedholm, pero Vavá y Pelé dieron a Brasil su primer título. Mientras se jugaba la final, el presidente brasileño aprovechó para cambiar a varios ministros, algo que jamás comentó la Prensa. El 29 de junio de 1958 Brasil ganó su primer Mundial y el fútbol coronó a Pelé O Rei. A ritmo de jogo bonito. Y de bossa nova de Carlos Jobim...