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Eurocopa 2008 | La Euroguerra

Cesc

Juan Cruz

Luis Suárez.En este juego imposible de las vidas paralelas en el fútbol me estuve fijando en Cesc Fábregas, a quién se parece. Y quizá ya lo ha dicho medio mundo, pero lo diré una vez más: tiene el estilo, la elegancia, la presencia, la capacidad de situarse en el campo que mostró Luis Suárez, desde el principio al final. Otro Suárez que se perdió el Barça, diríamos con la boca envidiosa de los apasionados.

Luis Aragonés.Ahora tenemos que pedir perdón los que no creíamos demasiado ni en este seleccionador ni en el porvenir del equipo. La sorpresa es paralela al deslumbramiento; España creció en el campeonato como si le hubieran puesto levadura a su calidad. Ahora que ya importa poco -importando muchísimo- que quede subcampeona o campeona, hay que decir que el termómetro del fútbol español ha subido como el optimismo de la nación. Y eso hay que agradecérselo al seleccionador mal encarado, que al fin sonríe.

Alemanes.Los alemanes están asustados, lo dicen sus periódicos. España ha roto muchos tópicos, el primero de todos el de que no sirve para pasar de cuartos. Cuatro ha sido testigo excepcional de esta proeza histórica; a la cadena hay que darle el crédito de haber creído. Creer es invertir. Cesc es el resultado de una inversión inteligente. Que aprendan los rácanos. En el fútbol la apuesta vale tanto como el triunfo. Ahora recogemos las consecuencias de haber creído en Cesc y en el equipo.

Madera.Toquemos madera. Podemos, está claro. ¿Podemos hasta las últimas consecuencias? Ojalá. Ojalá es la palabra de la Selecci su amuleto.