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Eurocopa | Semifinales | Alemania 3 - Turquía 2

Lahm salva a Alemania en el descuento

Turquía fue mejor y, si no la victoria, al menos mereció el empate. La noche estuvo marcada por la desastrosa actuación de ambos porteros.

Lahm salva a Alemania en el descuento
Reuters

Turquía había llegado a estas semifinales a base de fe. Ante Chequia y Croacia demostró no rendirse nunca, creer siempre en sus posibilidades, pero esta vez no le bastó. Alemania le pagó esta noche con su misma moneda, tirando por los suelos todas sus esperanzas cuando el encuentro languidecía y después de que los turcos se levantaran ante la adversidad. Hoy el 'pequeño', mermado por las bajas y las sanciones, fue mejor, mereció la victoria, o al menos el llegar hasta la prórroga, pero hoy no pudo ser. Alemania se mete en la final doce años después de su último título, y no importa cómo, simplemente por ser Alemania son ya los principales favoritos.

Los de Terim saltaron al campo con un engañoso 4-1-4-1. Cuando se trataba de atacar, los turcos llegaban arriba con muchos efectivos, y el repliegue defensivo ocurría con la misma rapidez. El seleccionador turco acertó de pleno con las fichas que tenía, y sobretodo con la forma de encarar el encuentro. Huyendo del victimismo, Turquía saltó al campo a disfrutar del momento, a vivir su presente, y si era posible ya de paso a llevarse la victoria.

La apuesta era arriesgadísima, casi un suicidio teniendo en frente a la máquina alemana, fría y racional, a la espera siempre del más mínimo error. Los germanos tuvieron el comienzo esperado. Intentando meter atrás a su rival, seguramente despreocupados al no imaginarse que su rival saldría a dar tanta guerra. Tras unos pocos minutos, apareció la relajación, quizás excesiva, y a partir de ahí la primera parte fue casi plenamente para los turcos.

Con un juego conducido casi siempre por las bandas, donde Kazim y Boral no daban descanso a los laterales alemanes, los turcos iban hilvanando la jugada poco a poco, sin desesperarse, sin buscar florituras, con la sencillez como método principal. Las ocasiones comenzaron a llegar pronto, y según lo hacían crecía la confianza de los otomanos. Además había que añadir un nuevo factor que ayudaba a ello, Jens Lehmann. El portero alemán, lo peor de este equipo de lejos, comenzó a dar muestras de su inseguridad a las primeras de cambio.

A los 12 minutos llegó el primer aviso serio, en un balón que Kazim estrelló en el larguero. Ocho minutos después, de nuevo Kazim lo intentó, esta vez con una vaselina más bien fortuita que Lehmann se tragó, y que volvió a estrellarse en el larguero. El rechace lo cazó Boral aprovechándose de la pasividad de la defensa alemana, y la torpeza del guardameta teutón hizo el resto. Turquía se ponía con ventaja para sorpresa de todos.

Pero aún había un problema al que no se habían enfrentado los turcos. Alemania, las pocas veces que atacaba en estático, no creaba el más mínimo peligro sobre la meta de Rustu. La concentración y el sacrificio del rival habían impedido contra alguna hasta el momento, y la primera de la que dispusieron los hombre de Löw, en el primer despiste turco, no perdonaron. Schweinsteiger, a pase de Podolski, lograba el empate y volvía a dejar claro que los alemanes no dejan pasar una, son implacables, por eso están donde están. El jugador del Bayern se convierte, junto a Ballack (más desapercibido hoy), en el hombre clave de esta Alemania.

Hasta el final de la primera mitad el dominio siguió perteneciendo a Turquía, que realizaba hasta el momento su mejor encuentro del torneo, pero las mejores ocasiones eran para el rival. Todas ellas a la contra, pillando desprevenida a la zaga turca. Sólo la falta de puntería de Podolski, con la pólvora mojada desde la segunda jornada del torneo, evitó que Alemania se fuera al descanso con una inmerecida ventaja.

Alemania gana con lo justo

La segunda parte arrancó con polémica. Lahm vio como una internada suya por la izquierda terminaba cortada en falta, aparentemente sin discusión, con la única duda de si fue dentro o fuera del área. El colegiado suizo se ahorró problemas haciéndose el sueco, compensando luego la jugada dejando sin señalar un penalti del propio Lahm a Kazim.

En cuanto al juego, Turquía seguía siendo mejor sobre el césped, mejor y más regular, pero las ocasiones se alternaban con mayor asiduidad. Las fuerzas no eran las mismas, sobre todo en el cuadro que actuaba hoy como visitante, y con el paso de los minutos el miedo a perder comenzó a pesar notablemente.

Alemania, con la entrada de Frings en el puesto de Rolfes, ganó pesó en el centro del campo e intentó llevar la manija del encuentro. Los turcos no tuvieron problemas para aguantar el acoso germano, con un juego ramplón, previsible, sin velocidad ni apenas recursos, disparos lejanos y balones colgados a la primera oportunidad.

Si había que apostar a quién volvería a adelantarse, los turcos estaban más cerca, pero una vez más, Alemania se aprovechó de un error, en este caso garrafal.Lahm coloca un centro sin aparente peligro a la cabeza de Klose, que se encuentra relativamente lejos de la portería y es estorbado por la defensa. Rustu no lo debió ver así, y en una salida suicida, deja la portería desguarnecida para que el delantero de origen polaco ponga en ventaja a su selección.

Los minutos que tuvieron lugar a partir de este momento fueron trepidantes. Turquía, experta en remontadas en los últimos minutos, no se rindió. Buscó el empate por todos los medios, enrabietados por un resultado injusto, y 7 minutos después, a cuatro de que se cumpliera el tiempo reglamentario, Semih Senturk, héroe ante Suiza y Croacia, volvió a batir a Lehmann tras una gran jugada de Sabri, que volvió loco a Lahm en defensa, y en otra desastrosa actuación del nuevo portero del Stuttgart. Vaya noche para los cancerberos.

Parecía que el choque iba encaminado definitivamente a la prórroga. Turquía había vuelto a realizar un nuevo ejercicio de fe para seguir viva cuando lo lógico era que estuviera abatida, devorada por la fiera de mayor tamaño, pero para su desgracia, otra de las virtudes de Alemania es que nunca se rinde. En el tiempo de descuento, Lahm, que había realizado un encuentro ambiguo, bien en ataque, desbordado en defensa, recibe dentro del área un pase de Hitzlsperger, y bate a Rustu por el palo corto.

Faltaban escasos minutos para el final, pero ya nadie se atrevía a dar nada por sentado. Turquía lo intentó hasta el final como de ellos se esperaba, pero en esta ocasión la fortuna ya no les volvió a acompañar. Alemania se convierte en el primer finalista, con un juego plagado de dudas, pero con la sensación de siempre, sobre el campo puede pasar lo que sea, pero al final se llevan la victoria. El domingo, en la final, esperemos que se rompa esta sensación, y sobre todo, que sea ante España.