Quique Sánchez Flores
"Impongamos nuestra mejor arma: desorden ofensivo. Les superará"
Comentarista de Cuatro y entrenador del Benfica, nos deja la última reflexión antes del partido de esta noche y lo tiene claro: si España hace lo que debe, hoy ganará a Italia.
¿Cómo plantearía usted el partido?
Con la misma alegría como ha venido jugando España, con los mejores y con la misma idea de juego.
¿Le asusta Italia?
No, pero me causa respeto. Siempre fue un rival incómodo y difícil, pero España es mejor, incluso en la generación de futbolistas. Ellos tienen a De Rossi, nosotros a Iniesta, Villa, Cesc, Silva, Torres
¿Les puede pesar la historia?
No deben pensar en la trascendencia del partido ni mirar atrás, sólo en la victoria final. Si España juega como debe y sabe no nos ganan. Pero si el partido lo afrontamos desde el respeto táctico y tal, ganarán ellos. Impongamos nuestra mejor arma, el desorden ofensivo: les superará.
Bendito desorden.
Claro. El cambio de posiciones, el toque de un lado a otro, la rapidez en la maniobra. Atrás ya hay gente que equilibra Nuestra creatividad empieza en Xavi y acaba en Torres. Si la imponemos, ganamos.
Mucho Buffon, pero Panucci de central.
Otra desventaja italiana. Nuestra defensa es la que jugó en la fase de clasificación, la suya han debido recomponerla sobre la marcha. La baja de Cannavaro es importantísima para ellos; si el lesionado hubiese sido Puyol habríamos hablado de otra forma probablemente.
El que no tiene recambio es Pirlo.
No lo tiene porque estaba siendo la referencia de su fútbol ofensivo y la transición hacia Toni. Era su equilibrio táctico, el que enganchaba entre De Rossi y el de arriba, y también en lo defensivo. Es una baja importante también desde la mentalidad española: los nuestros saben lo mucho que pierde Italia sin Pirlo. Es la única mezcla que hay en Europa entre lo que es Del Piero y lo que fue Guardiola.
Es usted un optimista realista.
Soy un optimista con los pies en el suelo y observo que esta vez hemos llegado al partido del cruce con menos dudas que nunca. Ha sido al revés de lo conocido: llegábamos como motos e íbamos dudando un día sí y al otro todavía más. Esta vez llegamos tranquilos y nos hemos ido convenciendo de que cualquier cosa puede ser posible.