Dos cruces
Tristesse. La eliminación de Francia es una desgracia. El mal presagio fue la lesión de Ribery. Es un mal presagio para España, también. Duele ver a Henry fuera del juego. Tristeza.
Drástico.El Barça siempre asoma la cabeza cuando en Europa hay guerra. Ayer irrumpió Guardiola con su libreta. Su decisión de prescindir de Etoo, de Deco y de Ronaldinho pone fin a una incertidumbre que es más bien una nostalgia: el Barça de Ronaldinho ya no existe. Es pasado. Guardiola va a mirar hacia jugadores que ahora están disputando la Eurocopa. Ha sido drástico pero realista. No ha querido hipotecas.
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Incertidumbre.España vive ahora entre las dos cruces de su pasado: el canguelo en los cuartos y la esperanza en superar sus maleficios. Pero de momento va ganando una batalla. Mientras que selecciones célebres -la francesa, la italiana-han visto estos días cuestionados a sus seleccionadores antaño intocables, Luis Aragonés se ha paseado con la alegría de un resucitado. ¿Hasta cuándo? Estará agarrado a un amuleto. Como Guardiola, por cierto.
Villa.El Alatriste de la selección es Villa. Anoche estuve viendo el Francia-Italia rodeado de escritores, que hoy hablarán con Pérez-Reverte de sus héroes; me pasó por la cabeza la definición de Arturo para su criatura de ficción: "No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente". ¿Villa? Sin piedad mata en el área. Es el amuleto de Luis.



