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Eurocopa 2008 | Suecia - España

La racha de Villa contra el genio de Ibrahimovic

España y Suecia pugnan por asegurar su clasificación a cuartos

<b>HÉROE DE ESPAÑA Y ASTURIAS. </b>Villa posó tras el entrenamiento con estos entusiastas aficionados.

Hacemos bien en disfrutar de nuestra ilusión, porque la ilusión, a diferencia del triunfo, es un acto que depende únicamente de la voluntad. Dicho esto conviene recordar que todavía no estamos clasificados para cuartos. Nos respetan los rivales y nos aprecian los apostantes, pero nos falta una victoria. Y en la misma situación está nuestro rival de hoy, que se presenta al partido con el sigilo de los que se hacen los suecos porque lo son.

El encuentro es fundamental por las matemáticas y por las sensaciones. Sólo después del segundo partido podremos distinguir la suerte del talento, las virtudes del sistema y la talla del equipo. De momento, Rusia nos ha permitido comprobar nuestras cualidades en marcadores con ventaja. En esas condiciones el toque desespera al enemigo y el contragolpe lo condena. En ese ambiente, Villa es una flecha. Pero debemos ponernos a prueba en otros escenarios.

En principio, Suecia es un enemigo menor (30º del ranking FIFA, tras Polonia), lo que no impide que nos venciera en Estocolmo en la fase de la clasificación (2-0). Aquella derrota fue vengada en el Bernabéu (3-0), pero sirve de aviso. Suecia se adelantó a los diez minutos y el absoluto dominio de España no impidió la sentencia sueca a ocho minutos del final. Por cierto, esa noche no jugó Ibrahimovic.

Clave.

Para Suecia, ese apellido tan poco escandinavo es la diferencia entre lo anodino y lo genial. De origen zíngaro y etnia gitana, Zlatan Ibrahimovic es hijo de inmigrantes balcánicos, madre croata y padre serbio, que se instalaron en Malmoe. Quizá la fusión explique su talento imprevisible y su carácter espumoso. Un enfrentamiento con el seleccionador le apartó durante cinco partidos de la clasificación para la Eurocopa. Contra Grecia fue el héroe al conseguir un gol de ejecución imposible. Le apodan Ibracadabra.

El otro peligro de Suecia tampoco es rubio. Larsson tiene un padre de Cabo Verde, una madre sueca y un talento extraño. El ex barcelonista conoce el juego y el gol, y más que una amenaza física es una amenaza inteligente. Su edad, 36 años, es un reproche general para una selección que roza la treintena.

En España no habrá cambios. Luis confía en el once que goleó a Rusia y hay quien asegura que su advertencia pública a Torres pretendía rebajar la euforia y distraer a los periodistas. De ser cierto sería una estrategia sutil y reflexiva, atributos que no nos pertenecen.

Es probable que Torres salga estimulado del incidente, pero el protagonista de inicio será David Villa. Sus tres goles contra Rusia anuncian que está en racha y que le gusta el torneo, el dibujo y el Tirol.

Como siempre, el partido se cocerá en el centro del campo, donde la Selección debe demostrar su capacidad para atacar a equipos que se encierran. Y en ese movimiento será esencial sorprender por las bandas y conectar con los delanteros.

Las casas de apuestas no advierten tantos peligros y han relegado a Alemania del primer puesto en beneficio de España. Ganar el torneo nos dará alegría, pero no dinero.

Carácter.

Dice un proverbio sueco que "el mejor lugar para encontrar una mano amiga es al final de tu propio brazo". El refranero escandinavo nos da pistas sobre el carácter de este pueblo y su afición al bricolaje. Hazlo tú mismo. Y si puedes, móntalo. Es buen consejo que nos advierte que no se puede contar con el adversario, ni con su aparente debilidad.

Suecia merece, al menos, un respeto onomástico. Hace 50 años jugó la final del Mundial contra Brasil. Suerte que ese efecto místico no alcanza a zíngaros y caboverdianos.