Niños
Fernando.Tanto le llamaron El Niño que al final hizo una niñada. Esas cosas le vienen muy mal a la imagen del equipo; Luis tampoco ha manejado bien la situación, se le ha ido de las manos. Ha encontrado tantas contradicciones como palabras para explicarse: ¿si es una cuestión interna, por qué habla de ella? ¿Y cómo que es interna si todo el mundo vio lo que pasó?
Nadie.Nadie tiene derecho, en un equipo, a sentirse dueño de su puesto. La larga lucha por reivindicar al anterior 7 de la Selección ha terminado como ya se sabe: Villa se ha ganado su puesto. Hubo un reportaje previo a este campeonato en que El Guaje buscaba su camiseta en el armario; y la verdad es que la recogía con timidez, como si no le perteneciera. Le pertenece, nadie debe disputarle la titularidad, de ese número o de cualquiera. Pero si El Guaje hubiera salido del campo como salió Torres probablemente se hubiera ganado las caras largas de su entrenador.
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Silencio.Pero si el entrenador, Luis, hubiera guardado silencio y hubiera ventilado eso en el vestuario, todo hubiera seguido los cauces que él reclama con la otra parte de su cara. Pero es que él ha hablado, ha iniciado una espiral que el jugador no sabe detener, no está preparado para ello. El entrenador sí está preparado; no es un niño, al contrario.
Espera.La única solución para este tipo de conflictos es el tiempo. Esperar a que venga el sábado y se necesite otra vez la voz colectiva; el equipo, el trabajo en equipo, lo cura todo. Ojalá.



