Eurocopa 2008 | La Euroguerra

¡Sombrero!

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Tres. Marcar tres goles en un campeonato, como hizo Villa, es reivindicar sentido de la oportunidad y calma. Sombrero para él. Tres es un número mágico para un partido mágico, un talismán para lo que queda de Eurocopa. Le abre a España a una alegría que personificaron los príncipes, saltando como si marcaran ellos. Los Príncipes de Asturias. Como el guaje.

Siete. Se lo merece Villa. Su número ha sido muy disputado; su contrincante del mismo número cree merecerlo, y tiene derecho, y durante las últimas ligas ha coronado sus goles señalándose el dorsal. Villa ha venido a desbaratar esa jugada de imagen; no lo ha hecho por casualidad, y no ha tenido que señalarse el 7. Luchó con el sentido de la oportunidad de las águilas. Su abrazo a Torres después del tercero es un gesto mayor. Le dio un poco de su número.

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Cinco. Puyol tuvo una mala racha en la última etapa del Barça, como todo el Barça. Se levantó de sus cenizas, como un héroe. Le dio a Casillas la seguridad de lo inexpugnable, y cuando se puso en la casilla el gol ruso salió a poner orden. Se acordaba de los viejos tiempos, y fue una gloria verlo de nuevo, firme. Un 5 auténtico.

El entrenador.Luis Aragonés estuvo triste, como si el diluvio que caía sobre él fuera de piedras. Se relajó menos que el equipo. Camacho dijo (excelentes sus comentarios, en Cuatro, en Digital +) que el gol ruso fue efecto de la relajación del resultado. Luis parecía acosado por un mal presagio. Venció ahora; pero él sabe que hasta que el rabo pasa todo es toro.

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