Morder

Elogios. Mientras no se juega estos son los adjetivos: "Sensacional. Buenísimo" (Luis y Xavi sobre Cesc). Y en la cancha, en los entrenamientos: "¡Bien tocada! ¡Bien, bien! ¡Qué bien juegan, qué buenos!". Estos últimos adjetivos son de Luis, sobre sus futbolistas. Cuando se le escucha, Luis sólo quiere ser positivo, nunca negativo. Después empezará la crítica, quizá la autocrítica. España está expectante. Los elogios abundan; son los nervios.

El tiempo. Las selecciones que esperan demasiado se comen las uñas. Cesc ha dicho que calma la ansiedad viendo televisión. Quizá vio a Cristiano Ronaldo haciendo el productivo show del sábado. Ronaldo juega a encantar, lo logra. Conduce al equipo corriendo, e intuyendo, ganando tiempo. Cesc domina los tiempos, y conoce a Cristiano. Ojalá se encuentren en la final. El portugués lo desea. Ya ganó tiempo.

El ritmo. España tiene su seña de identidad, eso cree, en el tiqui-taca. Pero eso no es bueno, o malo, por sí solo. Los demás son fuertes, rápidos, más ingleses que hispanos. Que no se empecinen los españoles en el estilo propio, que en la variedad están el gusto y la sorpresa.

"No muerden". Manolo Lama dijo ayer en Cuatro: "Son rusos, pero no muerden". Se puede decir al revés: "No muerden, pero son rusos". Están enfrente como en otros tiempos. Y añadió Manolo: "No tienen sino una salida: palmar con nosotros". Pero antes hay que jugar el partido. Seremos buenísimos, pero todavía no hemos jugado (ni mordido) nada.