España se queda a medias
La Selección no despejó todas sus dudas en la última prueba antes del debut en la Eurocopa el próximo martes contra Rusia. Un golazo de Xavi dio la victoria a España contra una ordenada Estados Unidos. La Selección volvió a exhibir el toque que tan bien la define, pero se mostró demasiado previsible en los movimientos ofensivos.

A la selección de Luis Aragonés le sobran dudas y le faltan lucidez, verticalidad y decisión. Se echa en falta a alguien que asuma el mando, una referencia para el equipo en el centro del campo, ese futbolista capaz de cambiar el ritmo, de meter una velocidad extra cuando el partido se duerme, de inventarse un pase para abrir una defensa y despertar a sus compañeros de ataque. Quien más sufre esta indefinición es Cesc Fábregas, un alma que deambula perdida y no acaba de encontrar su lugar en este grupo. El mando que ejerce sin que nadie se lo discuta en el Arsenal no es capaz de mostrarlo cuando se pone la Roja. Aragonés le eligió para sustituir al lesionado Villa, pero su peso en el equipo fue escaso. Y quien más agradecería que Cesc mostrara su mejor versión sería Fernando Torres, otro inglés que sufre con la Selección todo lo que disfruta con el Liverpool. Nadie mejor que Cesc para interpretar los movimientos eléctricos del Niño.
Contra Estados Unidos, un combinado que puede presumir de físico, pero que anda escaso de recursos técnicos y tácticos, España lo pasó mal y fue incapaz de variar el rumbo propuesto por los norteamericanos. Rusia y Suecia andan sobrados de físico y no les falta técnica, ni mucho menos. Con una defensa adelantada, para cerrar espacios en el centro del campo, y una presión en la salida del balón, Estados Unidos tuvo suficiente para desactivar a España, que en todo el primer tiempo se movió con diez hombres por detrás del balón. La pelota fue de la Selección, pero la movió demasiado en horizontal, con lentitud. Fue un equipo que tuvo el toque, pero al que le faltó improvisación, alternativas. Se mostró preocupantemente previsible. El balón es un objeto al que no basta con adorarlo cuando lo tienes delante, hay que mimarlo y moverlo con criterio para que te responda y haga lo que tú deseas.
Una Selección demasiado previsible, que nos dejó a medias. El orden y la concentración de los cuatro defensas, apoyados por Mo Edu y Onyewu, fue suficiente para que Estados Unidos se fuera al descanso con su portería virgen.
Cuando el rival no pierde el orden y a uno le faltan ideas, las bandas suelen ofrecer la solución más rápida, pero en esta Selección que se ha olvidado de los extremos, ni Cazorla por la derecha, ni Silva por la izquierda ofrecieron alternativas al juego por el centro.
El toque de atención de Luis a sus laterales surtió efecto. Al seleccionador no le gusta el desequilibrio defensivo que se genera cuando Ramos y Capdevila suben al mismo tiempo. Esta vez se corrigió el error. Cuando fue Capdevila quien se aventuró hacia territorio yankee, Ramos se cuidó mucho de abandonar su posición. Y viceversa. El lateral del Madrid pareció cohibido, sin la explosividad que le define, más pendiente de su espalda que de mirar al frente.
Pitos
Lo que no desaparece es la inquietud generan los movimientos de los centrales, otra vez Puyol y Marchena, en los balones cruzados y en las diagonales de los rivales. Cuando se les pidió rapidez tampoco salieron muy bien parados. El explosivo Johnson, un delantero con cuerpo de atleta, les dejó advertidos de lo que pueden sufrir con los rusos. Precisamente Johnson fue el protagonista de la acción más intensa de la primera parte, un gol anulado por fuera de juego. Arrancó en posición ilegal, pero cuando se vio ante Casillas lo superó con sutileza. Respondió en la acción siguiente Torres, en el único remate del Niño que incomodó a Howard, que vivió los 45 minutos que jugó con sorprendente tranquilidad.
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Con el público irritado por la pobre imagen de la Selección, a la que pitó durante varias fases del choque, Luis aprovechó el paso por los vestuarios para retocar el equipo. Xabi Alonso, que cada día parece más italiano en su juego y ya ha olvidado la última vez que arriesgó en un pase, dejó su sitio a Senna y Torres le cedió la responsabilidad del gol a Güiza, el único delantero sin problemas físicos del grupo. Después vinieron los cambios de Navarro por Capdevila y de De la Red por Silva, lo que provocó un movimiento de piezas. Cazorla se desplazó a la izquierda y aportó más desde ahí y Cesc ocupó la derecha, donde también pareció más cómodo.
Con las novedades se animó la Selección, favorecida en su juego por el repliegue de Estados Unidos, que pagó el esfuerzo físico previo. Se movió España más cerca de la portería rival y así llegaron dos remates a la madera. Primero Xavi, que por fin se dejó ver, mandó una falta al larguero; después fue Senna quien se encontró con el poste después de una bonita y efectiva combinación de primeras con Cesc. Se ilusionó el público, que con poco se conformaba, y con poco se tuvo que conformar hasta que, a falta de diez minutos, Xavi firmó la acción más brillante de la fría y lluviosa noche, una jugada de gran nivel, para derrumbar la defensa estadounidense y dar la victoria a una Selección que se lleva casi todas sus dudas a la Eurocopa.



