Amistosos | Holanda 1 - Dinamarca 1
Holanda roza la excelencia adelante y la tragedia atrás
Obra de arte de Sneijder, Robben y Ruud en el gol local
Holanda debería plantearse fichar a Clemente, nacionalizar a Nesta o encerrar a Paolo Montero una semana con su defensa. Cualquier cosa para abrigar un fútbol tan exuberante como endeble. Un equipo sin sherpas.
A fuerza de escuchar lo de "la excelencia", sospecha uno que Ramón Calderón se referirá a lo que plasmaron tres de sus futbolistas ayer en el gol de Holanda. Sneijder tocó para Van Nistelrooy, que devolvió de primeras a Wesley, quien según le llegó la bola envió una diagonal al balcón del área, donde Robben, de primeras, sirvió en bandeja al área para que Ruud batiera al meta acariciando el balón. Delicatessen.
Pero más allá de esa excelencia, a Holanda le hipotecan sus custodios. Anoche una Dinamarca de vacaciones dispuso de cinco ocasiones claras. Demasiadas si uno sitúa ante Van der Sar a Benzema en lugar de Rommedhal, Toni por Bendtner o Mutu por Pérez. Holanda, equipo de cristal de bohemia, roza la tragedia cuando pierde el balón. Y Van Basten, que lo sabe, perpetra un doble pivote rico en testosterona.
Fútbol de áreas.
Ante este panorama, la Dinamarca de Morten Olsen tuvo el acierto, y el buen gusto, de llevar el partido a las áreas donde Bendtner retrató a los tulipanes. Holanda siempre sale a ganar los encuentros 4-3 convirtiendo los encuentros en tiroteos. Y eso ante una Italia experta en perrear y exprimir el marcador o una Francia con un trivote granítico (Makelele-Toulalan-Vieira) se antoja mal negocio para los oranjes, que escenifican a la perfección la máxima taurina de "Puerta grande o enfermería". Que preparen la camilla.