La batalladora selección de Hungría dejó en evidencia al vigente campeón de Europa, Grecia, aún desprovista de la solidez que le otorgó el inesperado triunfo en Portugal 2004. El conjunto heleno, rival de España en la primera fase de la Eurocopa, fue incapaz de ocultar sus carencias ante el entusiasta cuadro magiar que dirige Erwin Koeman.

Y eso que Grecia transitó a favor de viento desde que se adelantó en el marcador al borde del intermedio gracias al tanto de Amanatidis, delantero del Eintracht alemán.

El equipo visitante mantenía el tipo a pesar del contratiempo que padeció en la portería, con la lesión del meta titular Nikopolidis a los 20 minutos, que tuvo que ser sustituido por Halkias.

Sin embargo, Hungría resurgió impulsada por el tanto logrado por Dzsudzsak, volante del PSV Eindhoven, al inicio de la segunda parte. Fueron los peores momentos de Grecia, que no pudo hacer frente al entusiasmo local, premiado con el segundo tanto.

A la hora de juego Hungría ya había dado la vuelta al marcador con la diana de Roland Juhász, centrocampista del Anderlecht. Cuatro minutos más tarde, el castigo fue mayor para el cuadro de Otto Rehhagel y Vadocz, medio del NEC holandés, volvió a batir a Halkias.

Los cambios no mejoraron la actitud de Grecia. Ni la entrada de Pacazoglu por un desafortunado Dellas ni la del delantero Liberopoulos por el mallorquinista Basinas.

Sin embargo, fue Liberopoulos el que lograra el segundo tanto de Grecia, ya en el tiempo de descuento. Este fue el único premio que encontró el que será el tercer rival de España en la Eurocopa en la ofensiva que ejerció para intentar evitar la derrota en Hungría.

Mucho tendrá que mejorar Grecia para defender su corona en la Eurocopa. Si el pasado lunes sólo pudo ser capaz de endosar dos goles a Chipre (2-0), la derrota de ayer con Hungría siembra de dudas el futuro del campeón.