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Primera | Trigesimoséptima jornada

Multifútbol

El Atlético puso fin al suspense de la Champions y vuelve al lugar que le corresponde a su historia. Lo que sigue sin adjudicarse es el tercer billete para el Infierno: Osasuna, Recreativo, Valladolid y el Zaragoza, incapaz de ganar a un Madrid relajado, prometen una última jornada con los transistores pegados a la oreja, o al corazón.

Dudek

El año en que nacieron los 'Caparrós Boys'

Jokin se ha ganado con creces la euskaldunización de su nombre. Y no sólo por haber brindado a su afición una temporada más o menos tranquila. Con la Intertoto todavía a tiro, por cierto. Ha tenido que ser un tío de Utrera, en las antípodas de Bilbao, el que resucite Lezama, tierra en barbecho en la que apenas crecían leones fieros durante los últimos tiempos. Susaeta y Garmendia, dos felices apariciones, son producto directo de la valentía de Caparrós. Llorente y Amorebieta se deprimían y ahora se habla de ellos para la Selección, incluso. No ha sido un gran curso, pero habrá que apuntarlo en la libreta: el año en que nacieron los Caparrós Boys.

Con el 'Kun' no hay pupas que valga

13 años. Cifra paradójica, por gafe, la que ha esperado el Atlético para reunirse de nuevo con los grandes, para volver al lugar que le corresponde por historia, el que merece su nutrida y fiel afición. Aquella temporada del doblete, el Kun Agüero pateaba el balón en algún potrero bonaerense, feliz y despreocupado, ajeno al futuro de héroe que le esperaba en el Manzanares. No han sido sus goles oportunos, sus regates de Playstation, ni siquiera su capacidad para remontar cualquier partido. Ha sido la sonrisa. La alegría de aquel niño argentino sigue viva en el Kun y ha despojado al Atlético, por fin, de la piel de pupas que tanto tiempo ha tardado en mudar esta vez.

Nihat y Pires hacen un poema al Villarreal

Nihat, Pires, Pires, Nihat, Pires y golazo, el 2-0 del Villarreal. Rimando entre líneas, el galo y el francés escribieron un soneto. Fueron ocho toques, parecieron catorce. De Nihat y Pires, dos de los pilares del Submarino amarillo más seductor que se ha visto desde Los Beatles. Una metáfora del gran fútbol que maneja Pellegrini. Tan sencillo y tan bello como un par de paredes, un tanto para autohomenajearse por esta maravillosa temporada.

El dilema con Etoo

El soci se ha pasado la semana posterior al clásico dictando sentencia a través de las encuestas, y el juicio se prolongó anoche en las deprimidas (apenas 39.000 espectadores) gradas del Camp Nou. No a Ronaldinho, sí a Messi, sí a Iniesta, no a Henry. No a Guardiola, a quien muchos consideran aún como un grumete al que van a meter el marrón de gobernar una nave en medio de la tormenta (casi) perfecta. No a Laporta, que sigue en su nube de excelencia mientras el equipo y el club se descomponen. Y no, sorprendentemente, a Etoo, al que muchos no perdonan la novelería de afirmar que se iría de Can Barça �si no ganaba títulos�. Ni el gol de ayer le sirvió al camerunés para evitar los pitos, lo que ahonda en un dilema que le corroe, a él y al barcelonismo: ¿Será otro de los extirpados por la directiva culé?

El personaje: Dudek

Tan campeón, tan sobrado, el Madrid ha tenido tiempo hasta para el narcisismo. Con Casillas reservando la estadística, Dudek podía reivindicarse. El polaco se transfiguró en San Iker y desesperó a la afición maña, a la que lanzó el balón (en la foto) tras los sudores del partido y con la satisfacción del deber cumplido. El Zaragoza se relamía con la ausencia de Iker y acabó amargado por su suplente. En la portería maña brilló también César. El extremeño fue, precisamente, la primera víctima de un portero sin rival, el mejor del mundo: Iker Casillas. Aunque haya tenido, tenga en Dudek, recambios de garantía.