Fran Yeste, que disputó 52 minutos ante el Mallorca, pareció no encajar ayer de buen grado que Joaquín Caparrós le incluyese en el lote del trabajo con los suplentes. El zurdo decidió irse al vestuario antes de tiempo en Lezama tras un rifirrafe con el técnico. En un momento dado, el futbolista se quejó de algunos dolores ante Joaquín Caparrós quien, atónito, le contestó que cómo podía sentir molestias si había estado "toda la mañana andando". El mediapunta masculló algunas palabras, se despojó del peto y abandonó la sesión con cara de pocos amigos y sin despedirse del utrerano. El lío quedó ahí.

El de Basauri fue la gran sorpresa de la alineación. Llevaba fuera del equipo desde su lesión ante el Valencia, lo que le obligó a perderse el choque del Bernabéu. No había entrenado a buen ritmo en toda la semana pasada. Su tempranera sustitución por Joseba Etxeberria no sentó bien a Yeste. La cara de su técnico era igualmente de decepción por su rendimiento y agachó la cabeza a su paso por el banquillo. La tensión se trasladó a la jornada de ayer. Tras disputar un partidillo de ocho contra ocho y el ejercicio de transición defensa-ataque que preparó el andaluz, el mediapunta se giró para hacer ver a Caparrós unos problemas físicos que éste no pareció tragarse. Mal final para una fecha señalada, ya que el canterano cumplió ante los bermellones 250 partidos en Primera.

Por lo demás, el entrenamiento respondió a un trabajo típico de un lunes, por mucho que mañana los leones vuelvan a vestirse de corto en la Nueva Condomina. Los titulares ante el Mallorca se limitaron a realizar rondos y estiramientos y a la media hora se retiraron al interior para acabar la faena en el gimnasio. El resto, con Muñoz y Ustaritz ya recuperados, desafiaron al calor para jugar un partidillo. Aduriz fue el protagonista del mismo al anotar cuatro de los siete goles del equipo con peto blanco y que batió por 7-1 al rojo. Koikili y Muñoz, por partida doble, acompañaron al donostiarra, mientras Etxeberria hizo el único tanto del otro grupo.