Una de las cosas que se ha echado en falta, desde que Pedro Villarroel le traspasó sus acciones a Julio Romero y se comenzarán a buscar soluciones para la crisis económica, ha sido la falta de claridad. Antonio Blasco, líder del principal grupo que aspira a hacerse con el poder en el Levante, quiere terminar con esto y, por ello, se sentará la próxima semana, entre el lunes y el miércoles, con Villarroel, para hablar cara a cara y dejar visto para sentencia el culebrón. Es decir, si el ex presidente está dispuesto al traspaso de poderes o, al menos, a firmar una entente cordial. El ahora consejero delegado del Castellón le explicará al que fuera su 'jefe' durante la temporada del ascenso, en 2003-04, y le explicará que prefiere no tenerlo en el accionariado si va a ser para dificultar su tarea. Si no, le ofrecerá firmar la pipa de la paz.
Blasco quiere llegar a un acuerdo con Villarroel para comprarle sus títulos. El ahora patrono tiene el 25% de las acciones del Levante a través de la empresa Santiago Cucart, junto con Julio Romero (este último, de esta parte, sólo domina el 25%). Los futuros compradores no desean tener de frente a Villarroel y correr el riesgo de, cada dos por tres, tener que enfrentarse a Juntas extraordinarias y, en resumen, a una oposición hostil. Si no hay acuerdo económico, por lo menos, confía en que Villarroel sindique los títulos al grupo en el que también estarán Gabriel Martínez y los hermanos Seguí. Si no se estrechan la mano, Antonio Blasco no regresará al Levante.
Diplomático.
La intención, en cualquier caso, de Blasco, no es expulsar de la entidad granota a Pedro Villarroel. El empresario, pese a los excesos que haya tenido Villarroel en su gestión económica, no quiere negarle las cosas buenas que haya hecho. Si no hay venta, Blasco quiere convencerle de que le sindique sus acciones, puesto que en el futuro se podrían revalorizar y Villarroel tendría opción de recuperar su inversión.
Tiene el respaldo del Ayuntamiento
El grupo que encabeza Blasco tiene el respaldo del Ayuntamiento para hacerse con el poder y, además, el compromiso de agilizar lo máximo que se pueda la recalificación de los terrenos del Ciutat. Ésta es una de las armas con las que cuenta el consejero del Castellón para convencer a Villarroel.
