Ni siquiera el día que marcó su equipo cinco goles, Goiko se libró de escuchar su clásica cancioncita. El "Goiko vete ya" se ha convertido en toda una reivindicación para la afición. Más allá de la continuidad del vasco en el banquillo lo que se reclama es un empezar de cero. Un Hércules transparente, con buena imagen. Un bloque que más allá de nombres, tenga una base en la que creer, un equipo, en definitiva, del que estar orgulloso. Un barco que huela a nuevo en el que quepa todo aquel que se quiera embarcar en la próxima travesía, la del curso 08-09.
Más de uno dio ayer un paso al frente y reclamó un sitio en la nueva tripulación. Mariño fue uno de ellos. El peruano fue un mago entre la maraña que construyó en torno a él la defensa armera. Nada por aquí, nada por allá y zas: pase de gol, o regate en un palmo de terreno, o gol. De penalti, sí, pero metiéndola por dos veces como los jugones.
Pero hubo más que Mariño. La primera media hora blanquiazul fue un recital. Una auténtica clase maestra del Hércules que ridiculizó a una defensa que acumulaba tres centrales y dos pivotes de contención. Hasta seis ocasiones claras generó el equipo de Goiko a base de combinaciones cortas y desbordes por banda. A los seis minutos, Rubén Navarro se apuntó un gol que necesitaba con una definición digna de Primera División. A pase de Mariño, claro.
Sólo fue el principio. La máquina blanquiazul continuó su monólogo y Sendoa certificó el segundo tras una buena triangulación entre Ion Vélez, Rubén y él mismo. El vasco, sin hacer ruido ya es el máximo goleador del Hércules y el Consejo todavía medita su renovación.
Se presagiaba una tarde tranquila y de disfrute, incluso Rubén Navarro pudo marcar el tercero al filo de la media hora de juego. Pero entonces se volvió a escuchar el "Goiko vete ya" y a los jugadores se les esfumó la inspiración. Los errores en defensa se sucedieron y el Eibar, casi sin quererlo, se metió en el partido. Unai, muy seguro durante toda la campaña, erró esta vez. Su salida en falso la aprovechó Biel Medina para meter a su equipo en el partido. Inverosímil. El Hércules acabó pidiendo la hora en el medio tiempo tras firmar una de las mejores fases de juego de todo el año.
En la reanudación, Codina intentó que todo diera un vuelco pero sus caracoleos se quedaron en nada. Farinós volvió a ejercer su jerarquía y llevó el partido a su terreno. Mariño fue su brazo ejecutor. Sin embargo, los goles llegaron a balón parado. Sergio cabeceó a la escuadra un córner botado por Ismael. Fue la sentencia. El Eibar no aguantó más en pie. Mariño convirtió un dudoso penalti a Ion Vélez y puso su rúbrica. El navarro también se apuntó a la cita. Histórico. 5-1 y... "Goiko vete ya".