El mal de alturas volvió a ponerse de manifiesto ayer en el Martínez Valero en contra del Elche. Por cuarta jornada consecutiva, el conjunto ilicitano dejó escapar una victoria que le hubiese permitido disfrutar, durante unas horas, de la tercera plaza. El Salamanca hizo una huelga a la japonesa en medio de la crisis institucional que amenaza al futuro del club. Ya acaricia la permanencia al tiempo que el Elche confirmó su mala racha: tres puntos en cuatro jornadas. Y dos goles, de penalti, en cuatro partidos. Y sin goles, no hay ascenso. Y sin ascenso, el futuro económico del Elche también está en peligro. Tras el varapalo matinal, la afición franjiverde estuvo pegada al transistor, esperando un tropiezo del Sporting y la Real. Pero no hubo suerte. El conjunto rojiblanco no pinchó y dejó el tercer puesto a cinco puntos. Una distancia que parece eterna teniendo en cuenta que el Elche pudo comer en puestos de ascenso.
El Salamanca dominó el encuentro. El control de la pelota siempre fue suyo. Tuvo superioridad en la medular, sesteó aprovechando la indolencia del ataque del Elche y sus delanteros cumplieron con la estadística que reclama Vidal para los suyos: hay que marcar uno de cada dos acercamientos. Antes del descanso, cuatro ocasiones y dos tantos de Quique Martín. El Elche dispuso de seis acercamientos pero sólo en una oportunidad obligó a la intervención del meta Alberto, que dejó en el banquillo a Pagola tras el descalabro ante Las Palmas.
Vidal se dio cuenta pronto de que el partido no pintaba bien. Tras el primer gol visitante y ante la amenaza de los primeros pitos en la grada, buscó un efecto positivo en su equipo y en la afición sentando en el banquillo al Chino Luna, muy desafortunado. Óscar Díaz, su relevo, no le cambió mucho la cara al partido. Llegó el segundo de Quique Martín y ahí empezó a morir el partido.
El Elche terminó el primer tiempo en el área salmantina buscando un gol que le diera vida con vistas al segundo acto. Pero no llegó y el Salamanca se sabía vencedor. Tras el descanso, el conjunto franjiverde no mejoró y Vidal quemó sus naves dando entrada a Coelho y Rubén, que terminó siendo el mejor del partido. Para colmo de males, Óscar Díaz se lesionó con los cambios ya agotados y el Elche jugó con diez la última media hora. Hubo tiempo para el tercero de David Rodríguez, tras cogerle nuevamente la espalda a la defensa franjiverde. De ahí hasta el final, el Salamanca no quiso hacer sangre y el Elche padeció un sufrimiento innecesario para un equipo que, jugando al límite toda la campaña, aún sigue vivo en la lucha por el ascenso. Sin embargo, la ausencia de un goleador se está convirtiendo en una obsesión y la tercera plaza no espera.
