Primera | atlético 1 - Betis 3
El Betis revienta el Calderón
Patético partido del Atlético. José Mari humilló a la horrible defensa local. Los de Chaparro zanjan la permanencia. Pañolada contra Aguirre y el palco
Y el Calderón no aguantó más y estalló contra todo: Aguirre, el palco y su equipo, ese Atleti que por cada alegría le da tres disgustos y volvió a fracasar estrepitosamente. Bailado por un Betis plagado de suplentes y que ni siquiera tenía una necesidad suprema de victoria. Tal vez ni ganas. Dio igual porque la cruda realidad es que el rojiblanco es un equipo muy malo sostenido por unos atacantes superdotados. Si, como ayer, la pólvora está mojada por el diluvio, el resto es mediocridad y tristeza.
Lo cierto es que tiene un mérito tremendo que un equipo que lleva toda la temporada jugando cinco contra diecisiete se mantenga (a duras penas) en Champions, pero a esos cinco magníficos (Agüero, Forlán, Maxi, Simao y Raúl García) se les está acabando la gasolina y el sprint final parece ahora un maratón. Y si ellos no obran el milagro habitual, los de atrás sí que son fiables: siempre son los mejores del rival.
Así, el Betis más mermado posible les metió tres con una delantera formada por José Mari (367 minutos en Liga hasta ayer), Odonkor (603) y Xisco (810). Entre todos, 1.780 minutos y dos goles, infinitamente menos que Forlán (2.474 y catorce) o Agüero (2.465 y trece). Pero la defensa atlética se encargó de convertir a estos tres desheredados en héroes de la definitiva permanencia bética.
Especialmente llamativo fue el caso de José Mari, que pasó de lesionarse solo en el calentamiento a rejuvenecer repentinamente diez años. Los poderes curativos de Pablo son dignos de Tercer Milenio. Así, tras dos avisos de Odonkor, un buen disparo del sevillano originó el primer gol. El despeje de Leo Franco fue perfecto... para el Betis: blandito y al punto de penalti, como mandan los cánones, vamos. Por si acaso no era bastante colaboración, Perea abrió las piernas para dejar pasar caballerosamente la pelota y Juande se lo agradeció marcando. Un esperpento.
El Betis, que llevaba toda la semana a vueltas con lo de ayudar al Sevilla, se encontró por delante y se debió desorientar en la encrucijada de si ganar o no. Casto (nombre paradójico para un futbolista) le dio un poquito de morbo al asunto cuando despejó hacia dentro de su portería un latigazo lejano de Agüero, siempre Agüero. El Calderón respiró, pensando que tras el descanso imperaría la lógica. Santos ilusos.
Si al Betis le habían entrado dudas, el Atleti tardó un suspiro en despejarlas. José Mari intentó bajar un pelotazo en la frontal del área con menos futuro que Ronaldinho en el Barça y allí apareció Pablo, siempre dispuesto a ayudar al prójimo. Como siempre, decidió no utilizar la cabeza ni para pensar ni para despejar y empujó al delantero. Leve y absurda, sí, pero falta. Xisco la tiró bien, pero sin pasarse, parable a todas luces. Leo Franco arrancó tarde y cayó como un fardo. Desde luego, la decisión de Aguirre de cambiar de porteros sin necesidad en el momento clave de la temporada ha sido acertada, acertada. De premio Nobel, vamos.
Desenlace. El resto fue puro patetismo. El Atlético ni tiró a puerta, ahogados Agüero y Forlán, lesionado Simao, exhausto Maxi, Reyes siendo Reyes... Y la grada, aburrida, empapada y harta, empezó a calentarse. La puntilla la puso Melli, demostrando que hasta un central puede parecer Maradona contra los de Aguirre. Arrancó desde su campo y, tras burlar a varios muñecos vestidos de rojiblanco, le cedió el gol a Capi. Partido resuelto y estalló la bronca.
El hit de la noche fue "Aguirre, vete ya", secundado por "Estamos hartos de la familia Gil". Sólo la machada del Almería en el Pizjuán alivió algo a la dolorida afición atlética e hizo perfecto el día para el Betis, al que Chaparro ha sacado con solvencia de un pantano. Por cierto, si el Atleti acaba ganando la carrera de cojos por la Champions, la tentación de devolverle los favores a Emery será grande. Visto lo visto, Aguirre no va a recuperar la fe del Calderón y él sí pagará sus errores; es lo que tiene no ser el dueño. En fin, que a la telecomedia atlética le quedan cinco episodios y el desenlace, como siempre, es imprevisible. Permanezcan sintonizados.
El detalle: Simao y Damía, lesionados
Simao y Damiá tuvieron que abandonar el partido antes de tiempo por sendas lesiones. El rojiblanco sufre una lesión muscular en los insquiotibiales del muslo derecho y hoy se le realizarán pruebas para conocer el alcance del problema. Por su parte, el bético se llevó un gran susto al dañarse la rodilla, pero finalmente todo quedó en una elongación, aunque hoy se le revisará la zona.