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Primera | Racing - Real Madrid

Munitis es el alma de un Racing cantabrizado

Decidió volver a casa hace dos años al aceptar la propuesta de Pernía de impulsar el producto de la tierra. Con él llegaron Colsa y Luis Fernández. Ahora lidera un vestuario con ocho montañeses más. Su éxito radica en el trabajo. Es para este Racing lo que Raúl para el Madrid: su referente.

Ya lo dice el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla: "Los niños de la región ahora quieren ser Munitis y no Ronaldinho". Ésta es la fama que se ha ganado el bueno de Pedrín tras haber regresado a su casa para guiar al Racing en su camino hacia Europa. Una decisión que tomó hace dos años (cuando era un ídolo en A Coruña) como respuesta a la romántica apuesta del presidente Francisco Pernía de cantabrizar el club.

Llegó tras un trueque por Dudu Aouate y junto a él aceptaron la propuesta de volver a ilusionar al Sardinero veteranos como Luis Fernández y Gonzalo Colsa. Los tres se unieron a una plantilla en la que ya había montañeses como Moratón y Jonatan Valle, en la que se consolidaban los canteranos Mario Fernández, Marcano y Bolado (el de la rabona en Montjuïc), y en la que suben y bajan del filial Mario Ortiz, Bedia y Luisma. Una potenciación del producto de la tierra que quitó a Munitis de la cabeza su ilusión de probar en la Premier para disfrutar en su casa: "No le pido nada más a la vida. Lo que estoy viviendo aquí no lo había visto jamás. Estoy más feliz que nunca. Nos dejaremos la vida por darle a la gente lo que se merece. Ir por Europa con mi Racing me haría más feliz que la Champions que gané con el Madrid".

Ídolo. Munitis ya entusiasmó a sus devotos el año pasado junto a Zigic formando el dúo sacapuntos. Y en la actual temporada, con Marcelino, ha seguido al mismo nivel. ¿El secreto? Su profesionalidad. Muchos son los que ya conocen la obsesión de Munitis por cuidar su físico, que se entrena hasta la extenuación, que llega el primero a La Albericia y le tienen que echar de allí cuatro horas después y que en Galicia era asiduo al gimnasio de su casa. Por eso, cuando se rompió la muñeca en enero y dijeron que se perdería el resto de la Liga, sólo estuvo de baja 50 días. Y eso que huyó de los medicamentos, porque los odia.

Pero aún hay más. El delantero, de 32 años, se puso hace tiempo en manos del dietista Franco Parenti y su grado de obsesión por guardar la línea es tal que, incluso a las comidas del equipo, se lleva sus fiambreras con ensalada, pasta o lo que le toque en su menú. Por eso, Marcelino se frota los ojos. "Es tan exigente consigo mismo que a veces no es feliz".

Aunque siempre ha sido así, Munitis ratificó, tras convivir con Raúl, que el trabajo era el camino más seguro para triunfar: "Es un profesional con el que no se es justo. Últimamente no jugó en su sitio. Es como si a mí me ponen de lateral... Es indiscutible. Un ejemplo".

Vidas paralelas. El siete y Munitis son almas gemelas por lo que le han dado a sus clubes, porque son sus banderas y porque están haciendo historia. El del Barrio Pesquero es, según datos de historiadores cántabros como José Manuel Holgado, el quinto del Racing que más partidos lleva en Primera (183), por detrás de Ceballos (240), Sañudo (190), Merino (189) y Setién (187). Además, es su noveno máximo goleador con 30 tantos en la máxima categoría, a uno de Setién y a tres de Telete y Javi Guerrero. Esta temporada lleva cuatro dianas y cinco pases de gol. Munitis avisa a Casillas: "Es una pena que no podamos ganar los dos. Es de los mejores del mundo y uno de los pilares del Madrid. Somos amigos pero cuando empiece el partido...".