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Primera | Valladolid 1 - Atlético de Madrid 1

Ogbeche anima la Champions

Empató en fuera de juego en el 92'. Maxi había adelantado al Atleti. El Valladolid perdonó antes del descanso. Luis García y Forlán fallaron la puntilla

<b>SIN SUERTE. </b>Luis García tuvo dos ocasiones para sentenciar. La primera, esta de la imagen, en que llegó forzado y no pudo rematar con claridad en el minuto 84.
SIN SUERTE. Luis García tuvo dos ocasiones para sentenciar. La primera, esta de la imagen, en que llegó forzado y no pudo rematar con claridad en el minuto 84.

El Atleti volvió a las andadas: durante una hora estuvo muerto, resucitó y cuando ya tenía la batalla ganada decidió suicidarse. Así es él. Pero el final fue justo. Feo, pero justo. Porque el Valladolid hizo méritos durante la primera parte para irse al vestuario con el partido resuelto ante un rival que no se enteraba de por dónde llegaban los tiros. Falló y falló. Pero contra el Atleti los guionistas del destino suelen elegir el desenlace enrevesado. Así, Ogbeche empató en la prolongación, en fuera de juego y cuando el 0-2 se había cantado un par de veces. Fue un largo camino para llegar al mismo punto de partida.

Empecemos por el principio. A los tres minutos el reinsertado Leo Franco ya había tenido que parar un disparo centrado de Víctor. Por cierto, el argentino no estuvo mal, pero cambiar de portero sin necesidad a estas alturas de Liga es un ataque de entrenador que las mentes limitadas no comprendemos. Se confirma que los padres mienten. Tanto que leas y que estudies para al final no entender ni gota a las chicas, los árbitros y los entrenadores, tres gremios extrañamente importantes en la vida de todo hombre. Cosas.

Al tema. Llovía y hacía frío, así que el Atleti se encogió como una camiseta mala. El Valladolid mordía por cada pelota y los rojiblancos se pusieron señoritos: mejor alejar rápido el balón, que aguantarlo y hacerme pupa. De nuevo apareció ese míster Hyde que hace dudar de su carácter para aguantar el acoso de Racing y Sevilla por la Champions. Sólo Ignacio Camacho entraba al cuerpo a cuerpo y lo hacía con la sobreexcitación de los 17 años: a la medía hora pudo ver la segunda tarjeta y Aguirre le cambió en el descanso para evitar males mayores.

El asedio local lo lideró Sisi. Entre el nombre, su pequeño tamaño y que le han dado una equipación tres tallas grandes, muchos sentirán la tentación de hacer chistes. Pero el chico no es ninguna broma, es un futbolista fabuloso con regate, velocidad, toque e inteligencia. Por cierto, pertenece al Valencia, que colecciona talento para las bandas: Sisi, Pablo Hernández, Gavilán, Silva, Vicente, Joaquín... Y decidió fichar al único entrenador holandés de la historia que juega sin extremos. Ya saben, lo de Forrest Gump, la vida y la caja de bombones.

Cuatro goles comenzó a cantar Zorrilla, cuatro suspiros de disgusto acabaron resonando en el repleto estadio. Sisi puso sendos centros de caramelo a Llorente y Sesma, pero los dos remataron con más prisa de la que la situación exigía y no cogieron puerta. La tercera la falló el propio Sisi por no rematar de primeras y dar tiempo a Pernía a cruzarse salvador. La última fue la más clara. Llorente cedió atrás de cabeza ligeramente fuerte y Sesma no llegó a remachar a puerta vacía. El Atleti se retiró al vestuario dando gracias por su suerte a todo un catálogo de fuerzas paranormales.

El descanso tranquilizó las cosas y Agüero y Forlán aparecieron en plano por primera vez en la tarde. Baraja y García Calvo les anularon a ambos simultáneamente como se había visto pocas veces en la Liga. Y sin ellos al Atleti le quedan pocos recursos. Pero uno es Maxi.

Los goles.

Fue en el único destello de Forlán. Agarró un balón en su campo y salió a la contra como un ejército de un sólo hombre. Llegó a la frontal y su malintencionada vaselina la rechazó García Calvo. El balón cayo en esa tierra de nadie que, en realidad, es tierra de Maxi. El argentino la enganchó con la perfección de un gran llegador y, de golpe, la Champions asomó en el horizonte. Por cierto, en una temporada complicada para él, el capitán lleva ocho goles. Un profesional.

El Valladolid acusó el golpe y la entrada del resucitado Reyes, puso al Atleti en condiciones de sentenciar. Aguirre, incluso, se permitió quitar a Kun, griposo y cansado. La razón le apoya, pero hay cosas con las que no se juega... El caso es que su sustituto, Luis García, tuvo el 0-2 tras un pase de la muerte fantástico de Reyes, pero disparó a las nubes. Poco después, Forlán erró una volea clara. Se mascaba la tragedia y Ogbeche, tras un aviso previo, hizo justicia con el empate. Un punto que deja la salvación y el descenso ahí, a la vista. Pero ambos tendrán que remar aún.