Real Madrid 1 - Murcia 0
Al Madrid se le aparece Sneijder
Un gol del holandés aclaró el panorama a un Real Madrid que tiene la Liga en la mano y que sufrió en exceso para desmontar el sistema defensivo construido por Javier Clemente, que se presentó en el Bernabéu con sólo un objetivo: defender. Pésima actuación del árbitro, Iturralde González, que expulsó con justicia a Torres y que sólo intentó controlar el partido a base de tarjetas. El encuentro no mereció tantas amonestaciones.
Los equipos acostumbran a parecerse a sus entrenadores, a adquirir sus virtudes y sus defectos. El Real Madrid anda como su técnico, Bernd Schuster, confuso y sin aclararse. Después de 32 jornadas, el alemán sigue dando vueltas a su equipo, sin que hasta el momento haya encontrado la fórmula de la excelencia que anunció su presidente Ramón Calderón. Pero en esta Liga incontrolada, en la que el resto de aspirantes va dimitiendo y han convertido sus errores en costumbre, al Madrid le alcanza con algún fogonazo de calidad de sus mejores jugadores para consolidarse como único y claro aspirante a un título de Liga que tiene en la mano. Sólo faltan seis partidos para finalizar el curso y no se ve en el horizonte ningún equipo en condiciones de discutir el triunfo del Madrid. Esta Liga sólo la puede perder el conjunto de Schuster.
El papel de salvador lo representó esta vez el holandés Wesley Sneijder, un futbolista al que le sobra calidad y al que Schuster debería entregar definitivamente el mando del centro del campo. El mejor socio posible de Guti tiene el fútbol en la cabeza, organiza al equipo, es el perfecto enlace con la delantera, cae a las bandas para abrir espacios, colabora en defensa y tiene gol. Sneijder es capaz de ganar partidos, bien con una falta o bien en una acción aislada. Un toque de calidad cerca de la hora de juego le dio tres puntos que acercan la Liga al Madrid. Le cayó el balón en el área y con un toque tan sutil como efectivo lo puso lejos de las manos de Carini.
Contra el penúltimo de esta Liga, el Madrid no jugó bien, pero mereció el triunfo porque fue el único que lo buscó. Con diez hombres desde el minuto 20 por la justa expulsión de Torres, que pisó por detrás a Aquino, Schuster no renunció a su planteamiento, en un gesto que es de agradecer, y mantuvo a los dos extremos, Robben y Robinho, aunque estos no tuvieran su mejor día y apenas aportaran nada en toda la tarde. Schuster miró siempre hacia arriba y declinó reforzar la defensa para darle prioridad al ataque. Es lo que debe hacer el Madrid cuando enfrente tiene uno de los peores conjuntos de esta Liga, que llegó al Bernabéu con el único objetivo de defender el empate a cero. Este Murcia se parece en exceso a su entrenador, Javier Clemente, que se presentó ante el líder con una defensa de cuatro y un marcaje individual de Cuadrado sobre Raúl. Quizá así pensaba que podía desactivar la línea de ataque del Madrid, pero lo único que consiguió fue transmitir la imagen de un equipo triste y sin ambición, resignado a su suerte. Nunca tuvo Casillas un encuentro tan cómodo.
A falta de un fútbol vistoso, el "espectáculo" lo puso, una vez más, Iturralde González, un colegiado con un desmedido afán de protagonismo, que intenta rivalizar en popularidad con los futbolistas, una misión tan absurda como ridícula. Su única arma para hacerse respetar son las tarjetas y en el Bernabéu las sacó de su bolsillo con demasiada facilidad. Al cuarto de hora mostró amarilla a Pepe por un codazo a Kabous, pero no se quedó con la conciencia tranquila, quizá porque no se atrevió a sacar la roja y todo lo que vino después fue el habitual despropósito que suele acompañar a sus actuaciones. El encuentro fue de nivel tan mediocre, que el árbitro se ganó un protagonismo que nunca le debió corresponder.
En una decisión discutible amonestó a Guti por simular penalti. Lo cierto es que el madridista fue golpeado por un rival, aunque quizá no con la contundencia necesaria para hacerle caer. Guti se perderá por sanción la visita del Madrid a Santander.
Es probable que allí esté Cannavaro, al que Schuster concedió descanso y nadie echó en falta. Más dudas deja la apuesta de Schuster por los extremos y no porque la apuesta sea errónea, todo lo contrario, sino por los encargados de ejecutarla. Robben se está mostrando demasiado irregular y es capaz de combinar acciones brillantes con desapariciones preocupantes. El holandés es un buen jugador, pero el cartel de estrella parece excesivo. En el caso de Robinho, desde que reapareció después de su lesión apenas tiene peso en el juego del Madrid. Sus minutos de gloria en Huelva fueron un espejismo.
Con todos sus defectos y con sus virtudes, que también las tiene, este Madrid camina hacia su 31ª Liga no con paso firme, porque nadie los da en este campeonato, pero sí con la autoridad que le proporciona su efectividad en ataque y la comodidad que le dan sus nueve puntos de ventaja sobre el Barcelona.