La última esperanza

Sometido como está a un constante estado de alteración como consecuencia de sus vaivenes en la Liga, el Barcelona se aferra a la Champions League como su última esperanza de llevarse un título a la boca. Famélico tras un año en blanco, apeado prematuramente de la Copa del Rey, condenado a seguir la estela del Real Madrid en la Liga y sacudido en lo social por un presidente que se ha deslenguado en el peor momento (¿celos del Etoo de Vilafranca?), el equipo afronta el encuentro de hoy ante el Schalke 04 como si fuera una final. Como pasó con el Celtic, sin ir muy lejos; porque el alemán, aunque ha pasado una ronda más que los escoceses, es un equipito animoso y con alguna dosis de peligro sólo a balón parado, reñido con el gol (es el cuartofinalista que menos ha marcado) y que consideraría una gesta salir del Camp Nou sin el capazo lleno, aunque quedase eliminado.

El cagómetro blaugrana, sin embargo, no entiende de razonamientos lógicos. Tan lejos está el sueño de los Cuatro Fantásticos (dos lesionados, Messi y Ronaldinho, y los otros dos lejos de sus mejores noches), tanta zozobra ha vivido el culé en los meses últimos, tan poca confianza le merecen el equipo y sus técnicos, que ayer incluso se escucharon recuerdos de aquella eliminación de la Recopa 1984-85 ante el Metz, con un 1-4 en el Camp Nou con una renta de 2-4 en la visita a Francia.

Cambios.

Tras el empate con el Getafe (0-0) y la pañolada contra Joan Laporta por su incapacidad para reactivar a una plantilla salpicada de cracks acomodados, Rijkaard no tiene mucho donde elegir para reactivar al equipo. Se da por hecho que Abidal volverá al lateral izquierdo (aun cuando Sylvinho ha demostrado tener mucha más llegada y fuelle) y es posible que Márquez, después de unos minutos en la Liga tras 40 días de baja, ocupe el lugar del dolorido Touré como medio de contención. Lo más fiable seguirá pasando por los pies de Xavi, Iniesta y Bojan, gente de la casa.

Los alemanes buscarán el área de Valdés por arriba e intentarán que el Barça cometa faltas cerca de la portería blaugrana, porque la estrategia es su última esperanza de marcar. La del Barça pasa precisamente por acabar a cero; todo lo demás sería sufrimiento.

250 partidos de Valdés con el primer equipo

Hace ya tiempo que nadie debate sobre la portería del Barcelona. Después de varios años -concretamente desde la marcha de Andoni Zubizarreta al Valencia (1994)- de largas discusiones sobre los posteriores inquilinos de ese puesto, Víctor Valdés ha cerrado el caso. La vigencia del portero de L'Hospitalet, que el pasado enero cumplió 26 años, queda demostrada con los 250 partidos oficiales que sumará hoy con su presencia ante el Schalke 04. Valdés, que llegó al primer equipo del Barça de la mano de Louis van Gaal, debutó en Primera el 1 de septiembre de 2002, en la apertura de la Liga, en casa ante el Atlético (2-2). En Europa, su estreno se produjo en el encuentro de ida de la tercera ronda previa de la Champions League, ante el Legia Varsovia, también en el Camp Nou, el 14 de agosto de ese mismo año. Hasta hoy ha recibido 212 goles.