Liga de Campeones | Barcelona 1 - Schalke 0
El United espera y asusta
El encuentro pudo complicarse tras una pésima primera parte del Barcelona. Touré, en una jugada estrambótica, hizo el único tanto del encuentro. Puyol se perderá el primer encuentro de semifinales por acumulación de amarillas.
El Barcelona ya está en semifinales. Esa es la buena noticia de la noche. La mala es que el último escollo antes de la final es el Manchester United y, a priori, los de Ferguson son claros favoritos para estar en Moscú el 21 de mayo. Y es que mucho tendrá que mejorar el conjunto español si quiere tener una oportunidad ante un equipo arrasa a todo lo que se le cruza por delante (hoy ganó a la Roma con Ronaldo y Rooney en el banquillo). Capítulo aparte es el de la afición, que lejos de apoyar al equipo le dedicó varios abucheos, incluso una pañolada durante el encuentro. Su apoyo también será clave, y tendría que ofrecerlo sin condiciones mientras haya una oportunidad de ganar la competición.
Decía Rijkaard antes del encuentro que era un partido 'trampa'. El holandés, que sabe algo de esto, contradecía a la mayoría, que defendía que la eliminatoria no tenía ya historia después del 0-1 de la ida. Finalmente, el arranque alemán dio la razón al técnico blaugrana. El Schalke parecía un equipo totalmente distinto al del encuentro de Alemania, incluso si tenemos en cuenta los momentos de mejor juego de la ida.
Slomka había corregido la mayor parte de los errores del primer encuentro, sobre todo los respectivos a la actitud. Sus hombres salieron completamente decididos a conseguir la victoria. Su juego no era excesivamente vistoso, pero siempre que llegaban a las cercanías de Valdés terminaban la jugada en disparo, ya fuera con centros al área o con disparos lejanos. Había variedad de opciones y poco miedo a intentarlo. Cuando tocaba defender la presión asfixiaba a Iniesta y Xavi, y Touré simplemente no estaba participando en la elaboración de las jugadas.
La salida alemana sorprendió a todo el mundo, menos a Valdés. El guardameta salvó a los 7 minutos el primer tanto del encuentro en un peligroso tiro de Altintop que atajó en dos tiempos. Y ese fue el único error que los de Slomka no supieron/pudieron corregir, la puntería, que seguía siendo poco acertada por el momento. El Barcelona respondió 4 después, con una buena jugada entre Iniesta y Xavi que éste último no supo definir ante un Neuer que, esta vez sí (recordemos la cantada de la ida), se encargó de demostrar lo buen portero que es. Ese fue el único remate a puerta claro del Barcelona en la primera parte.
El resto de esta primera mitad fue para el Schalke, que puso cerco a la portería local. Sin complicarse atrás, buscando la portería con un juego vertical y directo hasta el extremo, los alemanes silenciaron el Camp Nou al cuarto de hora de juego, cuando ya más de uno se había dado cuenta de que el pase a semifinales habría que sufrirlo con creces. Al descanso el equipo teutón había realizado 9 remates a puerta, cinco más que el Barcelona. El más peligroso de ellos, de Kuranyi en el minuto 20, cuando el alemán, sólo en el segundo palo, llegó forzado a un centro de Jones desde la derecha.
El Barcelona ofrecía poca o ninguna reacción. La inseguridad defensiva una vez más lastraba al resto del equipo, que iba cediendo terreno con el pase de los minutos para al menos intentar que las ocasiones para el rival dejaran de sucederse. Bojan no tenía, ni mucho menos, su día, demasiado individualista y lento en ocasiones. Y Eto'o y Henry tenían una presencia testimonial. La cosa pintaba realmente mal para el Barça, hasta el minuto 43.
La jugada tonta del partido, una internada de Bojan por la derecha es rechazada por un defensa con tan mala fortuna que el balón, dibuja una parábola y se dirige directamente a su portería desguarnecida, Krstajic alcanza a despejar de cabeza, pero lo hace hacía atrás en lugar de a un lateral, y el balón llega franco a Touré que marca con la izquierda.
El Barça va a más
El encuentro cambió de forma radical en la segunda parte. Durante varios minutos el Schalke se pareció al equipo del encuentro de ida, agazapados atrás, esperando al rival, incomprensible teniendo en cuenta que con el 0-0 acariciaron el gol de tanto buscarlo. El Barcelona pasó a dominar el encuentro, a marcar el tempo. Era como si el gol les hubiera dado la confianza necesaria y de paso les hubiera recordado donde y contra quién estaban jugando. Bojan comenzó a entonarse y Henry, alternando el puesto de delantero centro con Eto'o, no daba un respiro a los defensas con sus desmarques. Tuvo entonces el Barça la oportunidad de sentenciar la eliminatoria, pero el lanzamiento de Iniesta, con la zurda, lo despejó a corner Neuer con la punta de los dedos.
La cosa pintaba ya diferente. Un gol de los alemanes volvería a poner de los nervios al coliseo blaugrana, pero no tenía pinta de producirse. Con el paso de los minutos el encuentro se volvió tranquilo, sin grandes sobresaltos. El Barcelona estaba mejor plantado atrás, y la presión de los alemanes, que comenzaban a acusar el desgaste físico, no era la de la primera parte.
El partido iba muriendo por momentos, y llegaba el momento de los detalles, como la amarilla mostrada a Puyol, que le imposibilita para jugar las semifinales ante el Manchester, o la tremenda pañolada que recibió Rijkaard por cambiar a Bojan en el 73 para dar entrada a Giovani. La bronca al holandés se alargó durante varios minutos mientras el juego se desarrollaba. Esta vez, la actitud del Camp Nou, primero porque no es que el equipo se jugara tres días después el pase a las semifinales de la Liga de Campeones, es que se la estaba jugando en ese momento delante de sus narices. Y segundo porque el trabajo estaba hecho, y no era necesario desgastar más al joven 'crack'. El pueblo es soberano, pero en ningún sitio está escrito que siempre tenga la razón.
Salvo alguna ocasión para los alemanes casi al final del encuentro poco más nos dejó el encuentro. El Barcelona, en el global de la eliminatoria, y a pesar de la mejoría en la segunda parte, pasó esta eliminatoria simplemente por ese 'algo' especial que tienen los grandes y que hace que una jugada como la de hoy termine en gol y el rival, más modesto, no consiga un tanto por mucho que cree ocasiones. En la siguiente ronda, donde se enfrentarán a otro grande (y además en un momento muy dulce), mucho más tendrán que mostrar los 'culés' si quieren que la Champions sea su salvavidas esta temporada.