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Primera | Zaragoza

"No tiramos la toalla, aún no hay ningún muerto"

Los capitanes Zapater y Diego Milito se niegan a la rendición

J. P. Montaner, J. Solans
<b>DESOLACIÓN. </b>Ayala y Oliveira abandonan el campo el domingo desolados.
javier belver

El vestuario del Real Zaragoza vivió ayer una profunda jornada de reflexión. Por primera vez el equipo respira en zona de descenso, así que los capitanes Zapater y Diego Milito hicieron de portavoces de un equipo moribundo pero que no piensa rendirse hasta que estar enterrado. "Quedan siete partidos y aquí todavía no hay ningún muerto. Es cierto que ya estamos abajo del todo y seguramente mucha gente dirá que este mensaje ya lo ha oído más de una vez pero es así. Siendo negativos no vamos a ningún sitio", anunció con énfasis Zapater. "Estamos muy jodidos y muy tristes. Sabemos la situación en la que estamos y no arrojamos la toalla. Confiamos plenamente en salir adelante, pero es difícil dar un mensaje a la gente", razonó Diego.

Cargado de ímpetu, Zapater apostó por un discurso optimista pese a la realidad: "Pensando que hemos entrado en descenso o que hemos perdido 0-3 contra el Betis seguro que no nos salvamos. Hay que sacar rasmia y echarle huevos hasta el último segundo. Me veo con fuerzas y energías y voy a pelear hasta el último segundo. Hay que pensar sólo en el Getafe y luego que sea lo que Dios quiera". Tras un segundo de impás, lanzó un mensaje casi épico: "Por lo menos, hay que morir de pie". Después, Diego con la voz y el ánimo más tenues, firmó en la misma línea: "Tenemos que seguir remando, quedan siete partidos".

Zapater reconoció que el discurso puede sonar algo repetitivo, pero aseguró que es cien por cien real: "Me da igual cómo suene el mensaje, es lo que siento ahora mismo. Si alguien está decaído, hay que animarle. No quiero a nadie que sea pesimista porque eso no nos lleva a ningún sitio". Pero, ¿cómo ser optimistas en el infierno? "Nos agarramos a la unión del grupo y al trabajo, hay que esperar que el domingo cambien las cosas y que una victoria cambie las cosas. Nadie se salva solo, estamos unidos y necesitamos de todos", afirmó Diego.

Afición. La Romareda estalló el pasado domingo y la metralla voló en todas las direcciones. "Se puede ver de dos maneras: o que la gente se quedó a esperarnos al final o que hasta con el 0-3 animaron. Prefiero quedarme con esto último. A la gente la necesitamos, tenemos tres partidos aún en casa", argumentó el aragonés. "Entendemos a la afición porque no le damos nada, sólo podemos agachar la cabeza, poner el pecho y tirar adelante", se resigna el argentino, que continuó diciendo que "tuvimos el apoyo y no podemos pedir más porque no respondemos a las expectativas". El Zaragoza se hunde, se le agolpan los defectos y cualquier equipo parece inaccesible. Según Diego, "es un problema mental, no es que estemos mal físicamente aunque pueda dar esa sensación. Las cosas no salen y estamos hundidos, nos cuesta superar cualquier pequeño golpe".