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Primera | Zaragoza 0 - Betis 3

Mark González condena al Zaragoza al infierno

Hizo dos goles y hundió al equipo aragonés en descenso

Los aficionados del Zaragoza, al final del encuentro, increparon a su equipo
Los aficionados del Zaragoza, al final del encuentro, increparon a su equipoalfonso reyes

Mark González estranguló al Zaragoza con una corbata de seda y lo dejó condenado, frente al infierno y con una incipiente guerra civil en el campo. El partido de ayer, al menos visto del lado del Zaragoza, convocó la pasión exagerada de los melodramas y la energía gestual de la revolución. Cuando el pueblo dispara contra sus dioses está anunciando que arderá todo; es la barahúnda que precede a la caída de los imperios.

Lo de la corbata de seda tiene que ver con la hermosura de los dos tantos con los que Mark González reventó el partido y puso al Betis no sólo lejos del descenso, sino en la mitad alta de la tabla. El primero fue un centro de Ilic que el chileno cabeceó con un escorzo de contorsionista, del que obtuvo un primor de remate. Tocadito, el balón le pasó por delante a César con ese aire inalcanzable con el que te pasan por delante las mujeres vaporosas en el inicio de la primavera.

El segundo lo firmó nada más rebasar el cuarto de hora. Abrió viaje en el medio campo y dejó atrás en su progresión a Luccin, a Paredes, a Ayala y a Diogo, que fue a asomarse al borde del área para ver de cerca el golazo que venía.

Al lado contrario.

César dio dos pasos y González, investido de la gloria del momento, la cruzó al lado contrario. De ahí hasta el final no pasó ya gran cosa, y eso que quedaban tres cuartos del encuentro. Mark González se lesionó y el Zaragoza sumó cambios (Aimar, Oliveira) mientras su juego caía víctima de un creciente empobrecimiento anímico. Había salido con decisión y con Matuzalem hilando juego, pero está hecho de pura mantequilla en el fondo y murió en dos golpes. Diogo se comió el centro del primer tanto y Ayala, tan enérgico otras veces, se quedó blando en el segundo.

Casto desactivó varios tiros sin importancia. Matuzalem le rascó la madera en una falta, pero poco más. El Betis cerró sin apuros cualquier atisbo de reacción. Mediada la segunda parte, Pavone dibujó otro calamar con el cuerpo para el 0-3. Ahí sí reventó La Romareda.

Chaparro

"Todo esto es mérito de los jugadores y les agradezco su respuesta en estos meses. Estamos a un partido de la salvación y eso ha sido posible por un rendimiento impresionante de los jugadores, que han conseguido una armonía grande en el vestuario. Para vencer hay que ser un equipo".

Villanova

"Todavía quedan siete partidos de Liga por disputar para intentar salvarnos y no arrojo la toalla en absoluto. Yo no me rindo y creo que los jugadores tampoco van a bajar los brazos, aunque después de un 0-3 es complicado hablar. No nos sale nada y arriba nos falta acierto y suerte".

Pañolada e insultos al equipo

La Romareda reventó tras el 0-3 y durante los últimos 20 minutos se coreó el clásico "jugadores mercenarios" y otras acusaciones: "Esa camiseta no la merecéis". Agapito Iglesias, el accionista mayoritario, y el presidente Bandrés se llevaron también lo suyo: una fuerte pañolada al final y gritos pidiendo su dimisión. Después, unos 600 aficionados aguardaron a los jugadores a las puertas exteriores del vestuario para despedirlos con gritos e insultos. La Policía y la seguridad del estadio protegieron la salida de los vehículos.