El Pato y tres postes

Primera | Barcelona 0- Getafe 0

El Pato y tres postes

El Pato y tres postes

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Resistió el Geta y afloraron pañuelos contra el Barça

La mitad del Camp Nou, la escasa asistencia de público que mueve este Barcelona aspirante a la Liga y la Champions League, sacó a relucir los pañuelos. No fueron unos pocos, como otras veces, sino la gran mayoría. El mismo día que advirtió a los peñistas reunidos de que no se dejaran "embaucar" por los "hipócritas", el presidente Joan Laporta vivió la primera gran muestra de repudio de su gestión por parte del pueblo culé del Camp Nou (porque el del Mini Estadi ya lo había hecho bastante tiempo atrás).

Una vez más, y van tantas que se ha perdido la cuenta, el equipo de Frank Rijkaard perdió la oportunidad de recortar puntos en su persecución del Real Madrid. Los siete que les separan hoy dejan abierta la posibilidad de que los blancos ganen la Liga justo en el clásico del Bernabéu. La indignación de la hinchada blaugrana estalló ayer, pero tiene su origen mucho antes, quizás desde que, perdidos los grandes títulos que Laporta prometió la pasada temporada, quedó pendiente la limpieza del vestuario, la aplicación del nuevo "código de régimen interno" y, en definitiva, el aconsejable aseo de un club que hasta entonces había vivido de las rentas del efecto Ronaldinho. La actual ausencia del astro brasileño, que lo sitúa a las puertas de un más que posible adiós el próximo verano, es la mejor metáfora de lo que le pasa al Barça de Laporta: está lastimado, y la vuelta a sus mejores días parece una quimera.

Dos bajas.

Buena parte del pollo la provocó el Getafe, que tuvo en el Pato Abbondanzieri a su héroe destacado. Con un puñado de buenas paradas y la ayuda de los postes (Etoo, Xavi y Giovani encontraron esa resistencia), el portero simbolizó la resistencia de un equipo que no hizo su mejor partido, pero que ya puede presumir de haberle birlado cuatro de seis puntos al Barça en esta Liga. Lo peor para el Geta fue la mala suerte que se cebó con dos de sus jugadores en apenas tres minutos. A los 36 cayó lesionado Pablo Hernández, solo, cuando corría por la banda en busca de un bal una rotura muscular. A los 39 fue Mario el que se fue al suelo, también sin mediar golpe ni fricción alguna, y lo suyo tiene que ver con un gemelo, un sóleo o algún otro músculo desgraciado. A las puertas de la vuelta ante el Bayern y con la final de Copa a doce días vista, la palabra desgracia se queda en nada. Se suma Belenguer, cambiado también por problemas físicos; pero queda la garra y el orden colectivos, el buen partido de Granero y De la Red y el orgullo getafense, argumentos con los que ayer empató en el Camp Nou.

El Barça tuvo lo mejor en los de casa, en la profundidad de Bojan y el encaje permanente de Iniesta y Xavi, pero cargó con la rémora del pésimo estado físico y/o futbolístico de Zambrotta, Milito, Touré, Márquez. Y con la falta de pegada de Etoo y Henry. Cuando encontró la portería se encontró con el Pato o los postes. No entró la pelota y salieron los pañuelos.