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Primera | Zaragoza

El zaragocismo 'revive' el descenso de 2002

El partido de Valladolid ha extendido la sensación de debacle y falta de energía que tuvo el descenso de 2002: entonces el Zaragoza también sumaba 33 puntos en 30 jornadas. No ganó ni uno de sus últimos ocho partidos; este año no ha vencido a ninguno de los rivales que le quedan.

<b>EL DÍA DESPUÉS. </b>Gabi, Diego Milito, Montejo y el resto de la plantilla, en el inicio de la sesión ayer.
javier belver

El presagio del descenso se ha extendido definitivamente entre el zaragocismo, que observa ya los síntomas deportivos, anímicos y sociales que precedieron a la caída de 2002: incapacidad competitiva, una falta de energía galopante en el juego, jugadores en un rendimiento lastimoso, apariencia de desinterés y ocho partidos por delante: entonces sumaba, después de 30 jornadas, los mismos puntos que ahora, 33. Ayer entre quejas arbitrales, asunciones de culpa y dedos acusadores en el entorno, la plantilla se reunió cerca de media hora antes del entrenamiento con Manolo Villanova: los cónclaves de este tipo también poseen un aroma de desastre.

El equipo y el club se enfrentan en el mes y medio que queda de competición a la posibilidad de un ridículo histórico: un descenso en el año del 75º Aniversario y de la Expo, en el año en el que se había conjuntado la plantilla más cara de la historia, en el año en que el Zaragoza pretendía crecer hacia cotas inalcanzadas en sus pretensiones deportivas. Hasta hace poco el descenso se observaba como una posibilidad extrema del pesimismo. Ahora cualquier atisbo de optimismo se ha evaporado en la realidad.

No se trata ya sólo de la situación, que es preocupante hace semanas. Lo que ha crecido de forma exponencial es la impresión de que el Zaragoza no está en condiciones de ganarle a nadie. O, al menos, no está en condiciones de que sus aficionados supongan que puede hacerlo. La línea establecida contra el Atlético y el Villarreal zozobró frente al Almería y se desmoronó en Valladolid. En 2002, aquel Zaragoza fue incapaz de ganar ni uno solo de los últimos ocho partidos que jugó. Tras la jornada 30ª estaba en el 18º puesto, después de empatar con el Betis (una macabra coincidencia, porque también será el mismo rival en la misma jornada, el domingo próximo). A la semana siguiente perdió 3-1 en el Bernabéu y Luis Costa dimitió. Llegó Marcos Alonso y en los últimos siete partidos sólo añadió tres puntos de los 21 posibles.

En esta ocasión, el Zaragoza jugará contra rivales directos (Betis, Recreativo y Deportivo), los tres en casa. Sobre el papel, una situación de relativa ventaja. La verdad, sin embargo, impone hoy por hoy otro pensamiento: en la primera vuelta el Zaragoza no ganó a ninguno de esos tres ni tampoco a los otros cinco rivales que le quedan por delante hasta el final de la Liga.