Un toque sutil pero dificilísimo de Pato acabó con la resistencia de Suecia ante Brasil en la reedición de la final del Mundial de 1958, aunque con Londres y no con Estocolmo como punto de reunión.

Apenas llevaba cinco minutos sobre el campo cuando el flamante delantero del Milán, Alexandre Pato, aprovechó un gran error de Shaaban, el portero sueco, que salió lejísimos de su área, casi hasta la línea de banda, para despejar un balón. El meta no resistió la presión de Pato, falló y dejó el balón en los pies del brasileño, que casi de espaldas y con la zurda lanzó una parábola que se coló en la meta sueca. Todos los jugadores brasileños corrieron a celebrar el golazo de Pato. Justo cincuenta años antes, Brasil derrotó a Suecia en la final del Mundial-58 por 5-2, y Pelé marcó dos goles. El de anoche también sirvió para ganar, pero se vivió en el estadio del Arsenal, en Londres, y lo firmó Pato.

Hasta ese tanto, Suecia se había mostrado como una buena selección dos delanteros muy rápidos, especialmente Rosenberg, que sin embargo no estuvo fino de cara al gol. De él fue la mejor ocasión de Suecia, que se generó en la primera parte con un contraataque que no aprovechó. Elmander, su compañero de ataque, le recriminó con razón que no le hubiera cedido el balón.

Pero fue Brasil la que de verdad atacó más y mejor. Y lo hizo en oleadas. Baptista dispuso de dos ocasiones, pero Isaksson estuvo acertadísimo ante el madridista que dejó su plaza a Anderson en la segunda parte. El que aguantó todo el partido fue Robinho, que tuvo grandes detalles con el balón y demostró que se entiende con Diego, su ex compañero en el Santos, con los ojos cerrados. Diego demostró que es un peligro por su dominio del regate a la máxima velocidad. Pero el crack del partido fue (cua-cua) Pato.