Cantabria vibra con la Copa, el Geta no se arruga

La Copa nos guarda sorpresas tan agradables como las de hoy. Porque esta competición, menospreciada tantas veces, no sólo se inventó para que los grandes llenen sus vitrinas o justifiquen sus fracasos en Liga y Europa. Nació para premiar al que más la respeta y valora. Y esos, casi siempre, suelen ser los más modestos. Los que tienen hambre de triunfos. Por eso han llegado hasta aquí Racing y Getafe y, por eso mismo, sus jugadores y fieles aficiones desean que el balón comience a rodar ya para dilucidar al finalista. Pero sólo un bando podrá alcanzar ese sueño. Una sensación que el Getafe ya vivió la temporada pasada y que al Racing le han contado durante sus 95 años de historia.

El encuentro se presenta caldeado porque, cosas del destino, del calendario y de las hazañas de los dos, ambos semifinalistas se enfrentaron en la Liga hace apenas tres días, con sus goles y sus piques. Y, como no podía ser de otra manera, la motivación de uno y el espíritu de revancha del otro, se trasladarán hoy al Sardinero. Pero esto es la Copa y lo ocurrido antes sólo repercutirá en las emociones.

Lo que sí influirá esta noche es el resultado de la ida. Y sé que muchos ya no se acordarán de ella. Lógico, porque fue hace 21 días. Entonces, el Geta se repuso a un primer tiempo sensacional del Racing y desniveló la eliminatoria a su favor (3-1). Un marcador que condicionará mucho la vuelta: un Racing avasallador frente a un adversario obsesionado con dar la estocada mortal.

Pero esto sólo son suposiciones. Lo verdaderamente tangible es que Marcelino apostará por Coltorti para suplir a Toño, cuyas artes marciales en el Coliséum le relegarán a la grada en este histórico día. Por su parte, Laudrup recupera efectivos tras la plaga de lesiones que atacó a su plantel.

Once de lujo.

Granero aunque vuelve puede aguardar turno para el segundo tiempo. Y a Belenguer su casta le prohibía perderse el envite. Ustari será titular y Casquero (un ex del Racing) igual será el centro de las iras locales, mientras que Albín y Uche o Braulio harán de pistoleros. Tanta satisfacción permitió a Laudrup venirse arriba diciendo que Santander no será tan infernal como Grecia o Estambul. Tengo mis dudas. Independientemente del fervor del racinguismo (lleno total), en Cantabria están cayendo chuzos de punta que pueden transformar el terreno de juego de rápido a encharcado.

Lo que es seguro es que un modesto estará en la final de Copa. Como premio por el cariño que le dan. Con todo esto les aviso, que no me olvido que estamos en Miércoles Santo. Si transitan esta medianoche por las calles de Getafe o Santander y ven a cientos de personas llevando en hombros a Laudrup o Marcelino, no se asusten. No son costaleros. Es una procesión, sí, pero futbolística. Y desde hoy se conocerá como la Rebelión de los Modestos.