Copa del Rey | Racing 1 - Getafe 1
El Getafe, finalista polémico
Los azulones repiten final por segundo año consecutivo tras empatar en una jugada polémica cuando Garay se lesionó y Albín y Casquero continuaron la jugada. Al final hubo gresca en el tunel de vestuarios.
Marcelino salió con un once que no había jugado contra el Getafe en Liga, pero todos ellos tenían clara la consigna al saltar al campo, atacar, atacar y atacar. Como se esperaba el Racing salió en tromba y ya Garay avisaba en los primeros minutos, casi seguido
Colsa volvía a intentarlo y a los cinco minutos, en un córner donde el Getafe se durmió en los laureles, vio como Pedro Munitis entraba en el área pequeña, como si fuera esa su casa y marcaba el primer gol. Gol necesario para meterle el miedo al rival que llega con ventaja en la eliminatoria.
Laudrup pedía a sus jugadores tranquilidad y que no perdieran la cabeza pues el partido iba a ser largo. Como se demostró luego. Belenguer se llevo una amarilla desoyendo la orden de su entreandor. La posesión era casi totalmente de los locales.
Cuando peor lo estaba pasando el Getafe, se sacó de la chistera cuatro ocasiones de gol consecutivas. Primero Uche se plantó sólo delante del portero suizo, pero Coltorti detuvo como pudo. Luego Pablo Hernández disparaba desde fuera del área. A renglón seguido Braulio tras regatear a dos defensas vió como su disparo se marchaba lamiendo el poste derecho. Y por último un cabezazo a la salida de un córner de Tena. Ahora el susto era para el Racing.
Lo mejor para el Getafe fue que frenó en secó el ímpetu cántabro y sosego el partido. A partir de entonces empezó a utilizar sus armas, la presión arriba, el equilibrio entre líneas y el toque, especialmente en la media. Aunque el Racing no había dicho su última palabra.
Héroe local
Munitis focalizaba toda la atención en el ataque racinguista y junto con Tchité se aprovechaba como cual ratón, de cualquier espacio en la defensa madrileña. Fue él quien tuvo las acciones más claras para volver a marcar. Eso mantenía vivo al Sardinero.
Ustari, irregular como siempre, salvaba a su equipo con una intervención providencial a disparo de Jorge López tras un buen desmarque de Tchité y su posterior pase. La defensa azulona se quedó clavada pidiendo fuera de juego. La tensión no bajaba y la expectación por el resultado final era una interrogante abierta con diez ocasiones de gol en tan sólo media hora.
El ritmo de juego, que no de tensión, bajó un poco debido al paso de los minutos y al no llegar más goles. Laudrup se encontró con otra preocupación más cuando Pablo Hernández abandonaba el terreno de juego lesionado. Y justo al borde del descanso, Tchité fallo algo incomprensible, en la octava ocasión del partido de su equipo y con todo el Sardinero en pie celebrando el gol, mandando el pase de Óscar Serrano a las nubes.
La segunda parte trajo otra vez un juego vertiginoso ya que ambos equipos sabian que sus posibilidades estaban en un gol a favor o en contra. Nuevamente Colsa, sólo, tuvo la oportunidad de marcar pero un defensa le rebaño el balón cuando iba a disparar.
La tensión de este tipo de encuentros, más el de liga del pasado fin de semana, trajo un rifi-rafe de Jorge López con Licht, cuando el racinguista dejó su bota a la altura de la cintura del defensa, pero el árbitro ni pitó falta.
El Racing volvió a tener el mismo ímpetu del comienzo del partido y volvió a tener al Getafe encerrado durante muchos minutos, con un Ustari recibiendo las acometidas cántabras con un defensa menos al cambiar Laudrup a Belenguer por Casquero, en lo que pareció más un cambio táctico que otra cosa. Poco después agotaba los cambios el equipo azulón.
Pero los locales necesitaban tomarse algún respiro en sus oleadas atacantes y era ahí cuando el Getafe intentaba tomar el control del balón. Por eso Marcelino decidió mover el banquillo y sacó al ídolo local, Munitis y metió a Smoralek, que pudo marcar ante la salida en falso de Ustari en la falta botada por Jorge López.
Emoción a raudales
Pero la emoción en estos partidos es continua y Óscar Serrano se auto expulso en ocho minutos por hacer sendas faltas a Granaero y ver dos amarillas. Lo curioso es que Granero quedó tocado y casi disputan los últimos minutos del partido diez contra diez. Pero Granero pudo continuar.
El empate vino precedido por una acción pólemica, porque Garay fue a entrar a Uche y el defensa se lesionó, Uche se percató de esto e intentó que sus compañeros no continuarán la jugada. Pero Albín y Casquero decidieron seguir y este último marcó un buen gol. Hubiera sido un golazo sino llega a ser porque los compañeros de Garay se quedaron medio parados.
Después del gol, Pablo Álvarez sustituyó al argentino. Lo malo de estas acciones es que pueden ser el principo de una animadversión entre equipos. Esto terminó por matar el partido definitivamente, al menos en cuanto a la eliminatoria pero no deportivamente porque aún seguía viva la llama de la emoción y la tensión del partido. De hecho el Getafe se percató del bajón racinguista y se fue a por una renta mayor.
El Racing tuvo la eliminatoria en la mano pero todas las ocasiones que tuvo excepto su gol las erró, mientras que su rival se aprovechó de los minutos en los que los locales perdieron un hombre por expulsión y otro por lesión. Pero la viveza de esta competición esta en eso, es el sabor más puro del fútbol. Tensión, emoción, remontadas épicas, goles, jugadas de pizarra, noblezas y bajezas todas juntas, mezcladas y revueltas. Esto es lo mejor de la Copa.