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Primera | Atlético de Madrid 3 - Levante 0

Forlán y Simao, coser y cantar

Doblete del charrúa. Al Levante le faltó puntería. Partido de ida y vuelta. Teixeira obvió dos penaltis por barba. El Atleti visitará en Champions al Sevilla

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<b>UNA PIÑA. </b> Luis García y Agüero abrazan a Forlán tras conseguir el segundo tanto rojiblanco, el que sentenciaba el partido.
UNA PIÑA. Luis García y Agüero abrazan a Forlán tras conseguir el segundo tanto rojiblanco, el que sentenciaba el partido.

El Atleti ha vuelto por sus fueros, en lo bueno y en lo malo. Y se agradece. Ayer ganó con tranquilidad porque enfrente estaba el Levante que, por mucho que su casta ejemplar nos empuje a alabarle, es colista por algo. En concreto, porque no tiene gol. Ayer disparó doce veces a la portería de Abbiati y se fue de vacío. Echen cuentas. Pero la propuesta atlética está clara: duelo a garrotazos y que gané el que pegue más fuerte. Con Forlán, Agüero y Simao, lo normal es que sume mucho más que reste. Le guste o no a Aguirre.

Con dos fogonazos, el Atleti se fue con los deberes hechos al descanso. Ayudó el Levante, todo hay que decirlo, seguramente la primera defensa esta temporada de la que ningún miembro hubiera sido titular en la del Atleti. Vean el 1-0. Agüero y Forlán desmadejaron al enemigo con dos toques en velocidad y el rechace, flácido, lo cabeceó Simao con toda la intención del mundo. Pero sin ninguna fuerza. El balón cayó botando entre Kujovic y Armando, pero al portero le dio miedo la hipotética patada del defensa y éste dio por hecho que la cogía el meta y se guardó la pierna. Gol absurdo, de esos en los que cada repetición es un cortometraje cómico.

El 2-0 fue algo mejor, aunque... Simao lo hizo de maravilla, pero Descarga entró a su amago con la misma inocencia que un niño en el salón la mañana de Reyes. Luego Forlán sólo tuvo que empujar el regalo del portugués. Simao ha llegado enorme a la fase crucial de la temporada y eso es una bendición para Agüero y Forlán, que encuentran al fin un tercer socio a su altura. Demasiadas enemigos para poder frenarles a todos, como ayer descubrió cruelmente el Levante.

Porque hasta que llegaba la hora de definir, la pelea iba igualada. Atacaba uno y respondía de inmediato el otro. Geijo le buscó bien las cosquillas a Pablo, acosado simultáneamente por sus limitaciones, sus nervios, la mala suerte y los pitos constantes de la grada. Y Riga se machacó en carreras supersónicas contra Perea. Pero cuando tocaba rematar, Abbiati les parecía un gigante y la portería, un ojal.

Igual que Forlán, vamos. A los 53 minutos, se acabó lo que se daba. Agüero (espectacular toda la noche en los alrededores del área, pero lánguido en el remate) tiró un cañito y su disparo lejano lo repelió Kujovic hacia el lado malo, que según la ciencia es siempre aquel por el que deambula Forlán. El uruguayo le ha marcado al Levante ocho goles en seis partidos. Cuando se retire descubriremos que es socio del Valencia. Conclusión: 3-0 y fin de la historia.

Pero los 40 minutos restantes aún dieron de sí. Primero, ratificaron las sospechas de ambos equipos sobre los árbitros. Eso sí, Teixeira Vitienes es un demócrata. Malo, pero demócrata, Les birló dos penaltis a cada uno. A Pablo y a Geijo, aún con 0-0, por sendos agarrones y a Pedro León y Agüero, ya con 3-0, por dos zancadillas tan absurdas como evidentes de Antonio López y Serrano. Son unos monstruos.

Refrescos.

Luego, el protagonismo pasó a los cambios. Los que se hicieron y los que no. En el Atleti entraron Camacho (otra vez bien) y Miguel de las Cuevas, que se ha comido ya con patatas a Reyes y le gana terreno a Luis García a pasos agigantados. Hay futbolista. Y en el Levante entró Pedro León, que dio juego porque tiene calidad e historia. Su hermano, el ciclista Luis León ganó la etapa de ayer de la París-Niza y resulta que León no es apellido, sino el nombre que comparten todos los hermanos Sánchez en honor a su abuelo. Es lo que tienen los partidos decididos, que dan cultura general.

En cuanto a las sustituciones que nunca llegaron, la afición del Atleti aún se está haciendo cruces. Porque con el trabajo hecho, Aguirre decidió no quitar ni a Forlán ni a Kun, exprimidos cual limones, arriesgándose a cualquier percance absurdo antes de los dos partidos más importantes de la temporada. Tuvo suerte, si pasa algo, hoy tiene que exiliarse. Pero no, lo que hará será preparar la visita al Sevilla con la calma de seguir en Champions. La táctica debería estar clara: al ataque. Es la única vía. El Levante fue un ensayo. Ahora llega lo serio.