Armando tardará en olvidar el incidente del Ruiz de Lopera. No ya por el dolor físico, sino por lo horrible que es que un futbolista tenga que acabar un partido en una camilla porque a un aficionado no se le ocurre otra cosa que lanzar una botella para descargar su ira por un mal resultado. "Esa rabia quedará siempre", confesó el portero en un intercambio de palabras con AS poco antes de tomar el vuelo que trasladó al Athletic de Sevilla a Bilbao.

El portero rojiblanco repasó los instantes que siguieron a la agresión. "Sentí que el ojo me estallaba. Fue impresionante". Cayó al suelo y empezó a sangrar. El miedo le recorría el cuerpo a la velocidad del rayo. "El ojo se hinchó enseguida, tenía la visión borrosa y el dolor era bastante fuerte. La noche no ha sido tan mala. Cada vez duele menos, pero los médicos me han dicho que debo seguir con el ojo tapado, que todavía quedan pruebas por hacer". El de Sopelana conocía que Lafuente se perdió buena parte de la temporada anterior por un traumatismo intraocular a causa de un balonazo. "¿Y Lafu? ¿A él que le pasaba, podía ver, le dolía mucho?", preguntaba.

El portero fue ovacionado a su llegada al aeropuerto de Loiu por un grupo de aficionados. En Sevilla también le reconocieron. Uno de los encargados del arco de seguridad del aeropuerto le citó a una mesa escondida. ¿Para cachearle? No, para pedirle una foto dedicada.

En el parte medico. Deberá guardar reposo varios días

"Golpe en el ojo derecho con herida inciso contusa en el mismo y golpe en el globo ocular. Tras la exploración efectuada el domingo en el Hospital de Cruces, además de lesiones referidas de víspera que se concretaban en una herida inciso contusa en el reborde orbitario, hiperemia conjuntival y hematoma en el canto interno del ojo, se le aprecia un edema interno en la zona posteroinferior de la retina que requiere varios días de reposo absoluto".