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Diego Capel

"Los murmullos se han convertido en aplausos"

Ha llegado gracias a la disciplina y al tesón. Su fútbol revuelto despertaba muchas dudas entre los aficionados, que le exigían como al que más en sus inicios. Capel creyó en su fútbol de regates, en la explosión de su calidad y ha sido capaz de hacerse un hueco entre las estrellas.

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Es el hombre de moda en el Sevilla. ¿Siente que su destino ha virado?

Nunca imaginé que contaría con tantos minutos. Se lo agradezco a mis compañeros y al entrenador, que creen en mí.

La prueba de sus sensaciones negativas es que, en el contrato de renovación, se garantizó una cláusula que le permitiría irse cedido en invierno si no jugaba.

Es cierto. Mi primera opción siempre fue quedarme aquí, pero sabía que la competencia era alta. Mi ilusión por jugar en el Sevilla no podía llevarme a firmar un año en blanco.

Y acabó con las dudas sobre su fútbol de un plumazo.

Era una apuesta arriesgada. El sueño de entrar en el primer equipo era complicado. Cuando me lo propuso el club, acepté. Nunca perdí la ilusión. En la vida hay que arriesgar para conseguir algo.

Le reconozco que yo siempre desconfiaba de su juego con la cabeza agachada. Aproveche para devolvérmela.

Si he llegado aquí ha sido por mi estilo de juego. Por llegar al primer equipo no lo iba a cambiar. Hubiera sido traicionar mis ideas. Aunque sé que a todo el mundo no le gusta mis formas. Hay que respetar las críticas y las opiniones distintas. A partir de ahí, madurar algunas cosas. La continuidad te da confianza. Te sientes más suelto. Ahora disfruto en el campo.

Pulido, técnico de la cantera, le puso como ejemplo de jugador al que hay que permitirle más cosas que al resto. Lo decía por su talento.

Soy joven y tenía que adaptarme. Todo era nuevo para mí. Sólo había jugado ratos. Poco a poco, uno se va soltando. Los técnicos de la casa siempre me han apoyado. Nunca me dejaron atrás.

¿Cómo fue su paso por La Masía?

Salí de un pueblo pequeñito de Almería. Estaba muy pegado a mi familia, era muy joven y me sentí solo en una ciudad tan grande como Barcelona. No estaba a gusto, aunque en el Barça se portaron muy bien conmigo. Cuando uno no está a gusto, lo mejor es volver. ¡Tenía 12 años! Era un sacrificio enorme.

¿Cómo transcurrían allí los días?

Todos vivíamos en una casa grande, una especie de residencia. Nos despertaban temprano, íbamos al colegio, nos daban de comer, estudiábamos y nos entrenábamos. Los días pasaban entre los estudios y el fútbol. Allí coincidí con Iniesta. Es una buena persona. Me alegra saludarlo cuanto me lo encuentro por los campos. Aquello es historia. Decidí regresar y el Sevilla me fichó.

El otro día, su amigo Fernando Carrión, hijo del ex presidente, me comentaba que siempre tuvo las ideas claras.

Jugué con él varios años. Es cierto. Siempre tuve claro que quería ser futbolista. He trabajado mucho para llegar.

Es curioso. El Sevilla de la Champions se caracteriza por su fuerza en las bandas. Y ahí aparecen dos canteranos...

A Jesús lo conozco desde hace tiempo. Siempre lo admiré. Compartir el juego me llena de orgullo. Me encanta jugar con él.

Ha sido capaz de colarse entre las estrellas, hasta el punto que su suplencia en Turquía generó polémica.

Es un logro haberme hecho un hueco. Las decisiones del entrenador hay que respetarlas. Él es el que manda.

¿Ve real la opción de ir a la Eurocopa?

La veo lejos. Escucho muchas cosas, pero son sólo rumores. Ojalá algún día se haga realidad la llamada de Luis Aragonés.

Dice el presidente que el equipo es un obús. ¿Sienten que se han reencontrado?

Llevamos varias semanas jugando muy bien. Hemos recuperado otra vez el fútbol. El Sevilla está otra vez ahí. Lo hemos hecho en el mejor momento, cuando nos jugamos todo. Pese a la racha mala, el equipo no se vino abajo.

Por cierto, Diego, ¡qué bueno es este Sevilla!

Sí, sí, en eso coincidimos todos. Da gusto ver jugar al equipo. Yo mismo he disfrutado durante dos años como espectador. Y ahora, vivirlo dentro del campo es increíble.

Quizá Alves sea la gran referencia de este cambio.

Ha vuelto a un nivel altísimo. Es el mejor lateral del mundo. De él se pude aprender cada día. Es un torbellino.

En su paso a la elite, ¿con qué se queda?

Con la ambición y el compromiso que este equipo tiene por seguir consiguiendo títulos. No se conforma con lo que ha hecho y quiere más. Entrar en ese vestuario y ver como la gente está tan comprometida es algo que motiva a cualquiera.

Aseguran que los grandes van detrás de usted.

Me llena de orgullo, pero sólo pienso en el Sevilla.

Su cláusula es de 12 millones. ¿Renovará antes del verano?

Juego, que es lo que quería. Siempre he dicho que quiero triunfar aquí y sigo con el mismo pensamiento. De eso se encargan René y Pedro Bravo, que me han dado mucha tranquilidad y confianza.

Jiménez lo impulsó al primer equipo y ahora vuelven a trabajar juntos. ¿Cómo lo ve?

Vive una situación nueva. Estaba acostumbrado a trabajar con gente joven. Necesita adaptación. Está sacando esto adelante.

¿Le persigue la sombra de Juande?

Es normal por todo lo que ha conseguido. Pese a lo mal que se marchó, ahí están sus títulos.

¿Conoce Moscú?

Ja, ja, ja. Nos queda un partido duro con el Fenerbahçe. La Champions no es la UEFA, pero... ¿por qué no podemos llegar lejos? El Sevilla en estos dos años ha dado mucho que hablar.