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Primera | Vigesimoquinta jornada

Multifútbol

La presión del Barça surtió efecto y la Liga se aprieta, porque Etoo salió enchufado y el Madrid, a tomar café en el gol getafense. Justo atrás, el Villarreal se destaca y el Sevilla se engancha al carro de la Champions. Por abajo, apreturas entre el decimoprimero y el decimoctavo y desplome del Murcia, que cayó ante el Valladolid.

Actualizado a
Etoo

Heinze total

Heinze era de los pocos al que no pilló en calzoncillos el tanto de Uche, y también quien luego evitó con una falta que el nigeriano alcanzara el área en busca del segundo. Heinze subió a rematar en tres córners, conectó varias veces con Guti y, ayer, hasta le pitaron un fuera de juego jugando como estaba de central. Alex Ferguson, que ve en cualquier zurdo a un buen lateral, decidió un día colocarle pegado a la cal de Old Trafford y ahí permaneció el argentino, alternando entre la banda y el centro. Ésa polivalencia es lo que hizo que Mijatovic apostara por él. Tanto mareo de posiciones defensivas ha conferido a Heinze una gran virtud, como es la de mantener siempre la posición y el rigor táctico. Y también un poder casi mágico, pues parece capaz de aparecer por cualquier sitio del campo.

Vidas paralelas de Juande y el Sevilla

Goleó al Zaragoza y volvimos a saborear al Sevilla implacable, ese equipo que ganó cinco títulos cabalgando en un juego eléctrico y letal. Apenas 20 horas después, el conductor de aquellos días de vino y rosas se encontraba levantando otra copa más, pero con el Tottenham y en Wembley. ¿Casualidad o causalidad? Algo debió de dejar en el corazón del sevillismo el entrenador que acabó con una larga travesía blanca del desierto. Y algo se llevó Juande del Sánchez Pizjuán. El manchego huyó a Londres de madrugada, llovía en octubre, y eso Nervión no se lo perdonará nunca. Pero su vida y la del Sevilla estaban, estarán ya, unidas para siempre.

Mata se forja en la adversidad

Gol al Recre, otro gol más de Juan Mata, aunque el del sábado no sirviera para sacar al Valencia del pozo, clasificatorio y sentimental, en el que lo ha metido este negrísimo reinado de Koeman y Soler. Lo mismo el desastre le sirve a los chés para algo bueno. Igual que el amor que más dura aparece en tiempos de cólera y hambre, los jugadores grandes comienzan a forjarse en la adversidad. La crisis ha de moldear, a su manera, una parte importante en el carácter de jóvenes como Albiol, Montoro, Silva, Sunny... y Mata, rescatado del banquillo por Tintín en una de las pocas decisiones acertadas que le hemos conocido en Mestalla al técnico holandés.

Diego Alves y su estampita de la virgen

Cuentan que algún recogepelotas de El Sardinero le birló a Diego Alves su estampita de la Virgen de Aparecida, musa brasileña que el guardameta del Almería coloca antes de cada partido junto a uno de sus palos. Cuentan que su ausencia ayudó a que se le terminaran en Santander un montón de minutos de portero imbatido. Cuentan que Alves se lo tomó regular, pero que un amigo consiguió consolarle anoche con ironía y pragmatismo, recordándole la frase de aquel escritor que cultivó su humor negro hasta el último suspiro: "Para morirse sólo hace falta una cosa: estar vivo". Siendo portero, el gol en contra es una pequeña muerte de la que tarde o temprano se vuelve siempre a resucitar. Así que no te preocupes, Diego. Compra otra estampita y encárgale a la Virgen de Aparecida una racha nueva. Seguro que llega. Y segurísimo que, algún día, se acaba otra vez.

El personaje: Etoo

Los puntos ante el Levante eran necesarios, diríase que innegociables para Frank Rijkaard. Lo que quizá no esperaba el entrenador azulgrana es que el partido le revelase además el verdadero estado de forma de Etoo, ese futbolista que ha esperado como agua de mayo por mucho que Thierry Henry le sacara las castañas del fuego de vez en cuando. Decían los que han visto y escuchado de cerca al delantero camerunés que Samuel regresó de Ghana con menos pinta de enfant terrible, sin tanta cabeza loca. En una palabra, más maduro. El hat-trick de ayer, celebrado con medias sonrisas, sin aspavientos, parece confirmarnos una nueva y mejorada versión del nueve culé. Etoo ha vuelto al rescate y puede que su orgullo, que tantas veces le pierde, lo haya tamizado una dolorosa derrota en la final de la Copa de África. Y su equipo se reenganchará así a la posibilidad de campeonar no sólo con fe, sino con los argumentos de un futbolista fundamental en sus esquemas. Más que mantener la tensión competitiva, la victoria del Barça, los tres goles de Etoo, han cambiado la fisonomía de esta Liga, la meten en otra dimensión.