Primera | Osasuna 3 - Atlético de Madrid 1
Sola y Vela bailan al Atleti
Osasuna ganaba 2-0 a los 4 minutos. Abbiati evitó la goleada. Forlán dio esperanza. Un jugadón de Sola hizo justicia. El Atleti, infame y Aguirre, tocado
En el descanso, los aficionados osasunistas se rascaban preocupados la cabeza. Su equipo acababa de darle un humillante baño de 45 minutos al Atlético y sólo ganaba 2-1. En una época no muy lejana, hace un par de meses, su inquietud se hubiera demostrado justificada en la segunda parte, pero eso era cuando los de Aguirre eran un buen equipo, con sus desequilibrios y sus lagunas mentales, pero un grupo que llegaba y hacía goles con enorme soltura. Pero ese Atleti ya no existe, el de ahora es un zombi, y Osasuna ni sufrió. Ganó 3-1 y el resultado se antoja corto.
La victoria y el gran partido fueron una merecida recompensa a la fe en sus principios de Ziganda. Con el descenso mordiéndole los talones, el técnico navarro no dio ni medio paso atrás. Donde otros habrían buscado veteranos de colmillo retorcido y poderío físico, él salió con Vela (18 años), Sola (hoy cumple 22), Juanfran (23), Javi García (21 hace dos semanas), Azpilicueta (18)... Todos futbolistas de calidad, todos se lucieron ayer y resulta difícil pensar que, con tanto talento y una afición que empuja tanto, Osasuna acabé pasando apuros.
Aún así, es cierto que resulta difícil evaluar a cualquier equipo tras un partido contra el actual Atleti. Por ejemplo, al Bolton le metió ayer cuatro el Blackburn, así que... Pero ayer se superó. En el minuto 4, ya perdía 2-0. La buena noticia para Aguirre es que puede suplir la baja de Pablo con plenas garantías: si falta él, ya regalarán goles otros.
Jamás habrá marcado Osasuna dos goles con tan poco esfuerzo. En el primero bastó que Plasil peinase un balón para originar un tsunami en la defensa atlética. De golpe, Vela se encontró solito en el área para regalarle el gol a Sola, aún más cómodo. El 2-0 fue aún peor. El iluminado Reyes se puso a hacer malabares con la pelota a diez metros de la frontal (¡¡¡la suya!!!) y, claro, la perdió. Perea salió al cruce como un toro y despejó a Plasil, pero dejó pasar la pelota. Vela, agradecido, batió con mucha clase a Abbiati en el mano a mano.
Hasta el descanso, Osasuna bailó al Atleti. Una y otra vez, Sola y Vela abusaban de Eller y Pernía. Se produjeron dos milagros: que el brasileño no viera la roja, ya que la pelota no la olió, pero pegó como si le fuera la vida en ello, y que el lateral le dio una vez un pase a un compañero, debió ser sin querer.
Aunque para milagro lo de Forlán. La primera vez que el Atleti cruzó el centro del campo, marcó un golazo. Lo vio claro, se encontró con la pelota controlada a 30 metros de la portería y debió pensar: "Para dársela a cualquiera de estos, la pego yo". Y así lo hizo. Les recuerdo que, increíblemente, el Atleti aún es cuarto. Las razones son sencillas: Forlán y Agüero. Mucha tela.
En el descanso, Aguirre quitó de una tacada a Eller y Pernía. Lo hizo por sentido común y por evitar la tragedia que se intuía cada vez que Abbiati, un tipo muy fuerte al que conviene tomar en serio, les miraba con los ojos encendidos de ira. El italiano evitó la goleada y si él y Forlán hubieran pedido el traspaso en el vestuario, nadie les habría llamado traidores.
Sin recursos.
La segunda parte, fue un pobre quiero y no puedo del Atleti, con Osasuna siempre más cerca del gol. Aguirre, Pitarch y Gil Marín deberían dar una conferencia bajo el título de Cómo destrozar un equipo en dos días. El técnico explicaría su empeño en no fichar a Riquelme, quedarse a Maniche y luego no saber pacificar su crisis. El consejero delegado por qué arriesgó su proyecto más caro al no gastarse un euro en enero. Y el director deportivo cómo tuvo un mes para buscar una solución y no lo logró.
El caso es que no hay mediocampo y, por cierto, Plasil (26 años, subcampeón de Champions e internacional checo) le hizo un traje a Cléber, no es extracomunitario y costó medio millón menos que el brasileño. Sí, definitivamente, no había nada mejor en el mercado por ese precio. Para tranquilidad de la afición de Osasuna y de la justicia en el universo, Sola jugueteó un rato con Perea y Zé Castro antes de regalarle a Font el 3-1. Fue un precioso lazo a la exhibición rojilla y un apretado nudo alrededor del cuello de Aguirre y su deprimido Atleti.