Primera | Real Murcia 0 - Valladolid 1
Llorente deja a Lucas temblando
El miércoles, Samper le podría destituir. Partido serio de los de Mendilibar. El Murcia fue una calamidad
Nueva Condomina despidió con un flamear de pañuelos blancos y un rotundo ¡Lucas vete ya! a los suyos... y por supuesto al destinatario de los mismos y 'culpable' para buena parte del pueblo grana de los males de su equipo. A un Lucas Alcaraz al que el gol de Joseba Llorente, que le bastó al Valladolid para ganar en la capital del Segura, deja casi sentenciado y literalmente en la picota (en las próximas horas, coincidiendo con la vuelta a España de Samper, el relevo se podría hacer oficial).
La imagen del técnico granadino, embutido bajo la lluvia en un chándal, retorciéndose de dolor en los minutos postreros, no era sino el reflejo de quien se sabe superado por los acontecimientos y de quien dirige a un equipo a la deriva, sin fútbol y sin capacidad de reacción, que acumula ya siete semanas sin ganar (1 de 21 posibles) y que ve como la permanencia se aleja ya a seis puntos.
Un Murcia y unos jugadores que huelen a descenso, a Segunda y que en el día D no respondieron con fútbol a su entrenador. Una semana más, los grana fueron ese equipo plano, sin gol y blando de espíritu que al encajar el primer revés se descompone hasta convertirse en presa fácil para cualquier rival. Se llame como se llame, llegue -el Valladolid, acumulaba cuatro semanas sin ganar- y juegue, (la escuadra de Mendilibar sólo lo hizo ayer de forma 'aseadita'). Porque así, sin hacer nada del otro mundo, sólo con las ideas claras, con Borja y Álvaro Rubio marcando el tempo que más les convenía y con ese 'cazagoles' que es Joseba Llorente, así 'pescó' el cuadro castellano.
Mientras el marcador estuvo a cero, los grana ejercieron un dominio tan estéril como engañoso. Cosas de equipo 'mentirosillo' en el que se ha convertido este Murcia. En el que los jugadores pegan cuatro carreritas 'tribuneras' (repasen el partido de Goitom, o el de Baiano, o las intentonas en vano de Rosinei...) y en el que las líneas y el patrón de equipo se diluyen conforme pasan los minutos. Hay un dato que resulta, a la par, demoledor y deprimente: Asenjo no tuvo que intervenir en todo el partido. El chaval sólo se asustó al ver como la madera despejaba un centro defectuoso de Peña que tomó, de forma accidental, el camino de la portería. Nada más. Todo eso es lo que dio de sí un Murcia desastroso.
Conforme fueron pasando los minutos, las diferencias se fueron agigantando. El propio Llorente tuvo el segundo en un clarísimo mano a mano que Notario salvó de forma milagrosa. Con los grana rotos y sin fe en una remontada imposible, Sisi (tiene ese desborde por banda del que carece hoy por hoy el Murcia) rozó el premio en un par de jugadas. El gol, el de la tranquilidad, no llegó, pero a los de Pucela no les hizo falta para detener su mala racha y para meterle ocho puntos de distancia a un Murcia que se desangra, que es ya un proyecto agotado con Alcaraz al frente y al que su grada -santos y pacientes varones- despidió entre abucheos y con una duda: Haya o no relevo, ¿tiene esto solución?. Lo dicho, pura ruina.