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Segunda | Málaga 3 - Castellón 1

Una victoria a lo campeón

Hidalgo, Cheli y Eliseu lideran el gran partido del Málaga

<b>PARTIDAZO. </b>El Málaga celebró el gol de Hidalgo por todo lo alto.
paco rodríguez

Apenas habían transcurrido catorce segundos cuando esa gacela portuguesa que responde al nombre de Eliseu ya había hecho el primer tiro del Málaga. catorce segundos, el tiempo que necesitó el conjunto blanquiazul en decirle al Castellón aquí estoy yo. Ni rachas, ni efecto Murcia, ni gaitas. Y seis minutos fue lo que tardó -vía Hidalgo, reencontrado consigo mismo- en demostrar ante las cámaras del Plus que sigue siendo el mismo bloque sólido y firme candidato al ascenso por más que el borrón de Córdoba devolviese a Málaga su eterno pesimismo. Merecen un voto de confianza. Porque el Málaga fue un grande y el Castellón, durante la primera parte sobre todo, un juguete en sus manos. No es demérito del pragmático conjunto de Pepe Murcia, sólo que cuando el Málaga está enchufado no tiene rival.

Fue un partido de sensaciones y momentos clave. A la electricidad de Eliseu hay que sumarle el oportunismo de Hidalgo y Cheli, que ha callado en dos semanas todas las críticas que pesaban sobre él. Lo ha hecho como suele hacerse en este deporte, con goles. Medicina natural. El teléfono del lepero no dejó de sonar tras el partido. Merecía su ratito de gloria. Y de la gloria al infierno pasó Mora, que allanó el camino del Málaga expulsándose en un contragolpe que guiaron Hidalgo y Cheli. Quizá rigurosa la roja. Pero es el fútbol. Y los blanquiazules se gustaron. Toques, cambios de orientación (excesivamente ostentosos por instantes), derroche físico... A lo campeón. Como la vaselina que intentó Hidalgo sobre Carlos Sánchez y que pegó en el poste con toda la parsimonia del mundo. Pero el Castellón, que venía con el cartel de equipo más en forma de Segunda, llevó el miedo a las mojadas gradas de Martiricos. Gámez cometió un penalti sobre Reggi (fue su único lunar, porque hizo un partidazo). Mario, natural de Portada Alta, marcó al fin en La Rosaleda. No importó mucho. Eliseu, con la misma velocidad que hace las cosas, volvió a distanciar al Málaga con un gol que llevaba tiempo buscando. Igual que Baha. La pena fue que las ganas del marroquí, ansioso por marcar y agradar, no obtuviesen premio, pero era un día para el regocijo del colectivo por encima de las personas.