Yo digo | Gabriel Galán
Al bólido aún le faltan caballos
El partido de anoche en Nervión volvió a dejar patente una gran realidad: el Sevilla se mueve como pez en el agua en las grandes finales, haya o no títulos en juego. Puede ganar, perder o empatar, pero lo hace con una sensación de que la grandeza le pertenece a él mismo, no al rival. Y lo demuestra como los buenos toreros, sin complejos (nos los tiene), sin dudar y arrimándose a la cara del enemigo. Sólo tiene que limar importantes detalles que le alejan de la zona alta, porque aún no alcanza el nivel de esa máquina que tantas alegrías dio hace unos meses. Aprovechando el momento, el bólido sevillista aún tiene varias piezas por engrasar.
Muchos dirán hoy que el Sevilla se echó atrás en la segunda parte. Nos les faltará razón, pero el Barça, que no llega a ser el gran Barça, apretó de lo lindo. Quizás el cambio de Kanouté fue una llamada subliminal al equipo a defender el resultado, pero todo habría cambiado si los delanteros rojiblancos hubieran sentenciado mucho antes. Jiménez ya se lamentaba en la primera mitad de esos fallos que a la postre le costó la victoria. Quizás, también, el técnico local pudo mover las piezas del bólido de otra forma, sin perder caballos. Entre unas cosas y otras, se esfumó el triunfo.P.D.: ¡Capel, Selección ya!