Real Madrid 7 - Valladolid 0
El Madrid abusa del Valladolid
Espectacular ejercicio de efectividad del Real Madrid, que convirtió en gol los cinco lanzamientos a puerta que hizo en el primer tiempo. El Valladolid resistió durante media hora, en la que ofreció buen fútbol, pero terminó pagando en exceso sus errores al ejecutar el fuera de juego. Doblete de Raúl y de Guti, el mejor del Madrid. Baptista, Robben y Drenthe completaron una goleada que vuelve a mandar al Barcelona a ocho puntos de distancia.
El Real Madrid ha recuperado el tiempo perdido una jornada atrás en Almería y vuelve a ver al Barcelona a ocho puntos, una distancia más que considerable. Las dudas que dejó la semana anterior las despejó el conjunto que entrena Bernd Schuster a su manera, con la contundencia, la pegada, la efectividad y el acierto en el remate que distinguen a este equipo. Los grandes saben exagerar al máximo sus virtudes y disimular sus defectos y pocos lo hacen con la habilidad del Madrid. La Liga vuelve a estar bajo control blanco.
El Valladolid se presentó con un descaro y unas ganas de jugar que se agradecen, agobió por momentos al Madrid y el líder respondió pasando por encima de su rival. Se siente cómodo contra equipos que le proponen jugar al fútbol, porque en el intercambio de golpes el Madrid no es de los que caen a la lona. Dictó sentencia al contragolpe, sorprendiendo desde atrás, con la segunda línea, y aprovechando al máximo los fallos del Valladolid al tirar el fuera de juego. Cometió el error de no presionar al futbolista del Madrid que tenía el balón, que solía ser Guti, y por ese agujero provocado por la descoordinación se le fue el partido y empezó el festival madridista.
La primera media hora fue dura para el líder, nada sencilla, pero aunque el Valladolid puso el fútbol, el Madrid no tardó en tomar el mando del marcador gracias a un gol de Baptista después de un buen pase de Robben. Se reclamó un posible fuera de juego. No se arrugó el Valladolid, que se lanzó a por el empate y lo que se encontró fue un carro de goles. Un castigo exagerado quizá.
Se sobrepuso el Madrid a un contratiempo considerable y que en otro tiempo le hubiera descompuesto. Se lesionó Robinho, su futbolista más desequilibrante, y ocupó su puesto Drenthe. Robben se marchó a su zona natural, la izquierda, y el joven Drenthe se situó en la derecha. Hasta se vivió sin angustia el golpe que recibió Casillas en una mano.
La resistencia del Valladolid se vino abajo a la media hora. De ahí al descanso sumó el Madrid otros cuatro tantos y cerró el partido. Raúl firmó el segundo después de una excelente pared con Guti, que no dejó espacio para la celebración y le regaló un pase genial a Robben, que superó a Asenjo en el mano a mano para lograr el tercero. También se reclamó aquí un posible fuera de juego del holandés, que comenzó a ofrecer algo de lo mucho que se espera de él en el Bernabéu.
Con el Madrid desatado y el Valladolid hundido, Baptista provocó un penalti discutible y Raúl transformó desde los once metros para igualar a su rival Llorente como máximo goleador español de la Liga. El derribo de Asenjo al brasileño fue más provocado por éste que buscado por el portero. Buen partido de Baptista, que hasta la retirada de Gago, cuando retrasó su posición al centro del campo, actuó como delantero, junto a Raúl. Cuanto más cerca esté de la portería contraria, más aportará a su equipo.
No había tregua y el hombre que mejor mueve a este equipo, Guti, quiso dejar su firma en la goleada. Recibió un buen pase de Drenthe y aprovechó un nuevo error del Valladolid al tirar el fuera de juego para firmar el quinto. Se llegó al descanso con un marcador tan contundente y con el Bernabéu coreando el nombre de Raúl, protagonista, una vez más, del partido.
El segundo tiempo se disputó porque lo obliga el reglamento, no porque fuera necesario. Buscó el Valladolid el llamado tanto del honor, que no es otra cosa que tratar de disimular lo imposible, y lo que se encontró fueron dos goles más. Pudo hacer el sexto Baptista, pero quien lo firmó fue Guti, que nunca se vio presionado, le dejaron recibir y pensar y se lució. La cuenta la cerró Drenthe poco después de que Casillas desviara al larguero un disparo de Vivar Dorado. El portero también quiso ser protagonista en una tarde cómoda para su equipo.
Hubo tiempo para que Schuster diera descanso a Sergio Ramos, que ya empieza a acostumbrarse a jugar con problemas físicos, y a Gago, que cumplió como de mediocentro. Tan claro estaba todo, que el técnico alemán hasta concedió unos minutos al olvidado Soldado. También probó a Diarra como central, en un experimento que asusta por los riesgos que asume el malí en una zona donde lo primero que se debe hacer es no arriesgar. Si Diarra aparece en algún encuentro comprometido en el centro de la defensa, Casillas seguramente tendrá todavía más trabajo que de costumbre.